Lácteos, yogur y estilo de vida saludable

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Estamos viviendo una época atípica en la que nos recomiendan quedarnos en casa. Es la mejor forma de prote ger nuestra salud física (¡y la de los demás!). Sin embargo, nuestro estado de ánimo y nuestro bienestarpueden verse afectados con estas medidas. Los expertos recomiendan crearnos rutinas que nos ayuden a acostumbrarnos a esta nueva situación y nos permitan organizar las jornadas, también para quienes nos rodean, como los más pequeños. Los buenos hábitos son siempre importantes, y hoy por hoy más que nunca.

MANTENERNOS ACTIVOS: Aún sin salir de casa hay actualmente muchas formas de realizar ejercicio. En redes sociales e internet se pueden encontrar muchos tutoriales y clases online para todos los gustos: desde zumba y pilates, hasta cardio box y entrenamientos de alta intensidad. Todo es válido. Lo importante es movernos. La actividad física no solo es buena para el cuerpo, también nos ayuda a liberar tensiones.

SOCIALIZAR: El confinamiento nos aleja físicamente de nuestros seres queridos, pero por suerte la tecnología nos ofrece muchas opciones para reducir esa distancia. Un ejemplo son las “quedadas online” a través de videoconferencias o plataformas digitales de mensajería. Tomar un café virtual ayuda a sentir a los amigos o familiares cerca y a hacer más llevadero el día a día.

DESCANSAR: Aunque no salgamos de casa para ir a la oficina o a la escuela, es importante mantener ritmos estables de actividad y descanso. Lo ideal es intentar dormir entre 7 y 8 horas, estableciendo horarios similares a los de nuestra vida habitual. Siempre que se pueda, vale la pena también exponerse de 10 a 15 minutos a los rayos del sol, aunque sea desde una ventana o un balcón. También es muy necesario desconectar, poner la mente en blanco. Estamos expuestos a mucha información y, de vez en cuando, es importante silenciar el ruido para liberarnos, aunque sea unos minutos, de la sensación de preocupación.

Aunque es científicamente imposible dejar la mente en blanco podemos hacerlo, de forma metafórica, buscando espacios para la calma y la tranquilidad. Esa sensación de desconexión, de mente en blanco puede buscarse, por ejemplo, pensando en un paisaje que nos hace feliz, reviviendo un recuerdo alegre o saboreando algo que nos guste de forma pausada. Diez minutos son suficientes para recargar energías y ayudarnos a hacer más llevadero el día a día. Hay muchas opciones, dependen de lo que el cuerpo y la mente nos susurren en cada momento.