Juntas son más fuertes

Marta Marrero y Laura Roca comparten sus experiencias

Marta Marrero y Laura Roca

Marta Marrero y Laura Roca / sport

Carme Barceló

Carme Barceló

Solo seré la transcriptora de esta historia de deportistas, de complicidad, de buenos y malos momentos vividos y compartidos. Explicaré lo que ambas narran, destilan, lo que han llorado y lo que han reído. La que llegó a vivir dos Juegos Olímpicos -Laura- y la que se quedó en la puerta -Marta- para llegar a ser después una número 1. Amigas incondicionales. Deportistas con mayúsculas. 

“¿Cuantos años estuvimos en el CAR juntas? ¿Cinco?”Marta Marrero y Laura Roca echan la vista atrás. “Tú llegabas al gimnasio con todo tu equipo, muy diva, y nosotras entrenábamos treinta juntas. Como el nuestro es un deporte de pobres...”, recuerda riendo la nadadora. Una tan acompañada y la otra, muchas veces, tan sola. La tenista, hoy campeona de pádel, ha recorrido el mundo de torneo en torneo entre triunfos y la soledad de los hoteles. Qué distinto de aquellos tiempos en los que “nos íbamos de gira con mi padre, que entonces mi entrenador, mi madre y hermanos. Éramos como titiriteros, hoy aquí y mañana allí. Los inicios fueron duros pero los recuerdo con cariño”. De ahí a viajar como una princesa mediaron muchos kilómetros, algún disgusto e infinidad de alegrías. Laura, ya retirada, la ha acompañado varias veces y “recuerdo especialmente el US Open. Comparas a nadadoras, que no teníamos casi ni para bañadores, con aquellos lujos del mundo del tenis y yo flipaba. He apoyado a Marta tanto como ella a mí. Llevamos juntas desde 2003 y nos ha tocado vivir de todo”.

Algo que no han podido compartir son unos Juegos. Roca pudo vivir lo que “es el espíritu olímpico. Es una pasada, algo inolvidable. Pero la vida sigue y en 2008 me retiré porque quería ser madre”. Hoy es funcionaria y la responsable de Activitats en el Ajuntament de Terrassa. Marrero se pasó al pádel, se convirtió en la mejor del mundo y este año estrena pareja en la pista y nuevos retos. Compagina los torneos con la enseñanza del deporte y gestiona el club Augusta Padel en Sant Cugat del Vallés. Allí juega con Laura una vez por semana y también va a nadar con ella de vez en cuando “para completar mi preparación física”. La complicidad entre ambas es total. La nadadora reconoce que “conocerse en una época tan difícil como es la de la élite crea lazos muy profundos. Es un orgullo de amiga. La generosidad en persona”. Marta sonríe y se emociona al recordar “tantos momentos difíciles, lesiones, sentirte sola al otro lado del mundo y saber que Laura siempre está ahí. Es mi gran apoyo”. Espalda con espalda. “Porque juntas, ayer y hoy, somos más fuertes”.