Ocampos y De Jong toman el Villamarín

De Jong y Ocampos, los protagonistas

De Jong y Ocampos, los protagonistas / AFP

Albert Gracia

El proyecto que manda en Sevilla es el de Lopetegui. Llevan poco trabajando juntos pero sus pupilos saben a lo que juegan y tienen varios registros, algo que el Betis todavía anda buscando. Los de Rubi vuelven a las andadas y se mantuvieron en el duelo por una cuestión de coraje y orgullo. Derbi por todo lo alto.

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Liga Santander

1
2
Alineaciones
Betis
Joel Robles; Mandi, Feddal (Joaquín, 63'), Sidnei; Emerson, Canales, Bartra (Tello, 69'), Guardado (Borja Iglesias, 78'), Àlex Moreno; Loren y Fekir.
Sevilla
Vaclik; Navas, Koundé, Diego Carlos, Reguilón; Fernando, Óliver Torres (Vázquez, 51'), Banega (Jordán, 75'); Ocampos, Luuk de Jong y Nolito (Gudelj, 70').

¿Saben el dicho aquel de que en un derbi, en un clásico o en cualquier otro partidazo da un poco igual cómo lleguen los equipos? Pues sigan teniéndolo presente porque volvió a suceder, aunque este derbi de Sevilla fue un partido tras otro en un mismo partido. No sé si me explico. El cuadro de Lopetegui llegaba con las ideas más claras y con las mejores sensaciones previas, un mérito tremendo para un proyecto que acaba de empezar. Pero este Sevilla lleva tiempo sabiendo a lo que juega. 

Y salió al Villamarín con todo menos miedo. Una intensidad brutal, un Banega estelar y un Ocampos desequilibrante marcaron el rumbo hispalense en un inicio brillante ante un Betis desajustado, persiguiendo sombras que corrían demasiado. No habían ocasiones porque era todo a un ritmo frenético pero fue Nolito el que lo intentó primero con un caracoleo que podría patentar si quisiera.

Partidazo de los argentinos

El Sevilla estaba yendo claramente a más en el juego pero fue en la estrategia donde marcó diferencias. En una falta que no parecía llevar a nada, Ocampos recogió el esférico en una segunda jugada para silenciar el Villamarín. Otra vez el argentino, que se marcó un auténtico partidazo. 

El 0-1 no despertó todavía al Betis, dormido, sin rumbo ante una afición que ya empezaba a pitar. Pero se conectaron cuando había que hacerlo. La omnipresencia de Banega, Ocampos y compañía fue desapareciendo a medida que el Betis se instalaba en campo contrario. La mejora bética, incluso, le brindó el empate justo antes del descanso en un balón que ganó por alta Emerson y Loren lo remató en el área pequeña. 

En la reanudación, volvimos al partido inicial, al del Sevilla. El cuadro de Lopetegui salió con la misma idea de juego y volvió a hacer bueno ese dominio aplastante. Banega se zafó de Bartra, miró a un lado y la puso en el otro para que De Jong batiera a Joel con un contundente remate. Con el 1-2, Rubi se vio obligado a introducir cambios. 

Adiós a la defensa de tres y entrada de Joaquín, que pareció darle vida al Betis. El dominio sevillista, tal y como pasó en la primera mitad, fue remitiendo y el cuadro de Rubi ganó enteros. Más por corazón que por pizarra, todo hay que decirlo. El Betis acumuló mucha gente arriba ante un Sevilla que se echó atrás esperando que el tanto que finiquitara cayera del cielo. Pero del cielo lo único que cayó fue la música celestial (para los sevillistas) del pitido final.