Zidane potencia su táctica del 'cero cerismo'

El Real Madrid 2020-21 de Zinedine Zidane es más de lo mismo. Su fútbol es entretenido por momentos por la calidad de sus hombres, pero estéril en su concepción goleadora. Sigue apostando por la táctica del ‘cero cerismo’. La idea es defender y luego, si eso, marcar algún gol. No arriesga nada en ataque pese a poner cinco jugadores de mentalidad ofensiva. Lo primero es no encajar goles y utiliza una presión alta para recuperar la pelota, un desgaste que resta lucidez física a los más creativos.

El sello que impone Zidane no casa con el estilo histórico del Real Madrid. Un equipo que siempre fue al ataque con juego directo. Ahora, cuando tiene la pelota la conserva abusando del toque. Es una filosofía idéntica al Madrid del año pasado, cuyas estadísticas desvelaron que es el menos goleador de los últimos 14 años, desde 2007. Se llevó la Liga siendo el menos realizador de la última década. 

LOS DELANTEROS CENTRO NO CUENTAN

Este es un equipo previsible en ataque. Su delantero centro, Benzema, juega de todo menos de delantero centro. Entran bien por las bandas pero nadie acude a rematar al área y ahí mueren las ocasiones. Además, la estrategia no existe: tiró 10 córners sin ningún tipo de peligro pese a que es un equipo con potencial aéreo. Basa su ofensiva en chispazos individuales para descompensar al rival. Dice Courtois que sí tienen gol, que se ve en los entrenamientos, pues debe ser que no juegan como se entrenan. 

Zidane es anti delantero centros. Tiene cuatro, pero sólo le gusta su amigo Benzema. Karim lo hace todo bien menos jugar de delantero centro pese a llevar el 9 a la espalda. Sus fallos en el remate ante la Real Sociedad impidieron el triunfo de su equipo. Malogró hasta cuatro ocasiones. Zidane tenía dos delanteros centros en el banquillo con 0-0, Jovic y Mayoral, pero no sacó a ninguno y prefirió poner dos canteranos. Lo justifica diciendo que no quiso cambiar el dibujo y que prefirió reforzar las bandas, algo que no había funcionado ni mejoró. Mejor lo hubiese justificado reconociendo que era prioritario no encajar ningún gol. Su máxima.