El Madrid pasa olímpicamente a la final de la Supercopa

Baile del Madrid ante un flojo Valencia

Vea el resumen del encuentro entre el Valencia y el Real Madrid / MOVISTAR

Javier Giraldo

Javier Giraldo

Ni en sus planes más optimistas imaginaba Zidane una semifinal de la Supercopa tan cómoda: el Madrid se metió en la final con holgura, superando a un Valencia demasiado temeroso, muy por debajo de sus posibilidades, sin confianza ni juego ni puntería.

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Supercopa de España

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3
Alineaciones
Valencia CF
Domènech, Wass, Garay, G. Paulista, Gayà, Kondogbia (Maxi Gómez, 57'), Parejo (c), Coquelin (Sobrino, 82'), Soler, Ferran Torres y Gameiro (Cherychev, 70').
Real Madrid
Courtois, Carvajal, Ramos (c), Varane, Mendy (Marcelo, 70') Casemiro, Kroos, Valverde, Isco, Modric (James, 78') y Jovic (Mariano, 82').

Zidane apostó por los jugones y Celades por el físico: ahí, en las alineaciones, empezó a decantarse el partido. Isco y Modric se encargaron de generar fútbol en la zona de tres cuartos del Valencia frente a Coquelin y Kondogbia, incapaces de robar o frenar las acometidas del Madrid. De Parejo apenas hubo noticias, Ferran Torres y Soler apenas tuvieron protagonismo y Gameiro fue una isla en el ataque.

Enfrente, el Madrid jugó con comodidad y solvencia: ni siquiera tuvo que forzar para irse al descanso con una ventaja de dos goles, fraguada en un primer gol de los que casi nunca se ven: parece que en el fútbol moderno ya no hay sitio para los goles olímpicos (llamados así porque el primero del que se tiene constancia se lo marcó en 1924 Argentina a Uruguay, por entonces campeona olímpica de fútbol), pero Kroos se empeñó en demostrar que este es un deporte de sorpresas.

El alemán aprovechó la confusión que reinaba en el área del Valencia mientras preparaba el balón para ejecutar un saque de esquina: se despistaron de mala manera los futbolistas de Celades, más pendientes de hablar con el árbitro que de fijarse en el balón. Incluso Jaume, el portero, perdió su posición.

Y Kroos, más listo que el hambre, preciso como un reloj suizo, golpeó directamente a puerta. Jaume intentó despejar de puños pero el balón acabó en sus redes. Curiosamente, el meta del Valencia ya había encajado un gol similar en las semifinales de Copa del año pasado ante el Betis.

Jovic, único lunar

El gol dejó al Valencia sin palabras. Al Madrid, el cambio, le vino de fábula para crecer y consolidar el planteamiento de Zidane: con Valverde, Kroos y Casemiro como triángulo de las Bermudas en el centro del campo, Isco y Modric en la creación, el equipo blanco tuvo suficiente para dominar con autoridad al Valencia.

Solo chirrió la presencia de Jovic, sustituto del lesionado Benzema. El serbio jugó otro partido, muy lejos de sus compañeros. Apenas entró en juego y cuando tuvo opción de remate, estuvo lento y confuso

escaso valencia

Solo una tímida aproximación de Gameiro, cuyo remate se fue por encima del larguero, inquietó ligeramente a Courtois, que por lo demás vivió una noche de lo más plácida a orillas del Mar Rojo. 

Fue Isco el encargado de dejar el partido prácticamente sentenciado antes del descanso: el malagueño acompañó un ataque del Madrid por la banda derecha. Primero remató Modric, pero la defensa del Valencia rechazó su disparo. No perdonó Isco, que recogió el balón muerto en el punto de penalti para batir a Jaume. 

La segunda parte obligó a Celades a reconstruir a su equipo, pero el Madrid no dio ninguna opción al equipo 'che'. Los de Zidane se adueñaron del balón con solvencia, jugando casi a medio gas, física y mentalmente muy por encima de su rival. 

Celades apostó por Maxi Gómez en el arranque de la segunda mitad para intentar reactivar a su equipo. Sacrificó a Kondogbia, pero el panorama apenas cambió.

El toque de modric

El Madrid tocó con facilidad en la inmediaciones del área de Domènech y con el paso de los minutos, los jugadores de Zidane empezaron incluso a regalarse los oídos. Isco se sacó de la mano una doble ruleta en el área del Valencia y poco después, en el ecuador de la segunda parte, Modric firmó un golpeo delicioso, con el exterior del pie derecho, para batir nuevamente a Jaume.

Con el partido decidido, el Valencia decidió estirarse. Maxi Gómez puso en apuros a Courtois con un remate muy potente, pero demasiado centrado. Soler también lo intentó, pero sin picante. Solo a última hora encontró consuelo el Valencia, con un penalti de VAR por unas manos de Sergio Ramos que Parejo transformó en gol.