Xavi ofrece ilusión y promete exigencia

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Xavi / SPORT

Lluís Mascaró

Lluís Mascaró

Ilusión. Ninguna palabra define mejor el estado de ánimo del barcelonismo en estos momentos. El fichaje de Xavi como nuevo entrenador blaugrana ha devuelto la esperanza a todos aquellos culés que ya hace mucho tiempo (demasiado) habían caído en el desánimo. La triple crisis deportiva, económica e institucional ha sido, durante muchos meses, una carga muy pesada para unos socios y aficionados que ahora ven en Xavi un motivo para el optimismo. El mejor centrocampista de la historia coge las riendas del equipo como técnico en un momento extraordinariamente delicado. Y lo hace con la convicción de que puede resucitar a un club moribundo. Xavi intentó trasladar, a lo largo de toda su presentación, dos conceptos que van a guiar su hoja de ruta: exigencia y orgullo. Exigencia en el trabajo y orgullo de pertenencia.

El nuevo entrenador lo tiene claro: el Barça es el mejor club del mundo. Y sus futbolistas deben estar a la altura de las circunstancias. No está permitido perder. Ni siquiera empatar. Solo vale la victoria. Y con esta filosofía trabajará Xavi desde el primer día. Porque él, mejor que nadie, sabe lo que es el Barça. Por sus venas corre sangre blaugrana. Es culé a morir. Y el apasionado recibimiento de los casi diez mil aficionados que llenaron ayer la tribuna del Camp Nou le sirvió para refrendar su pasión por el nuevo proyecto. Sabe que no puede fallar a todos esos barcelonistas que confían profundamente en el hijo pródigo. 

Son momentos muy convulsos. Con los sentimientos a flor de piel. El Barça vive en una montaña rusa de emociones. Los culés hemos derramado lágrimas de tristeza por la sorprendente e inesperada marcha de Messi. Y también lágrimas de felicidad por el dichoso regreso de Xavi. Porque el nuevo técnico representa lo mejor de este club. Representa La Masia. Representa el modelo. Representa el estilo. Representa los valores. Representa la esencia. Representa, por encima de todo, el respeto a unos colores y a una historia. Xavi quiere recuperar todas estas señas de identidad para iniciar la reconstrucción. Y desea inculcarlas a toda su plantilla. Sin excusas.

La camiseta y el escudo están por encima de todo. Y hay que defenderlos con firmeza y con honestidad. Como hizo Xavi durante veinte años. O como hizo Puyol. O Iniesta. O Guardiola. Ya no es solo una cuestión de talento. Se trata de orgullo. El que siente Xavi por sentarse en el banquillo del Camp Nou. Y el que deberían sentir todos los futbolistas por el simple hecho de jugar en el Barça.