Opinión

Xabi Alonso, una oportunidad (perdida) para el Barça

Xabi Alonso, campeón en Alemania

Xabi Alonso, campeón en Alemania / EFE

El nombre de Xabi Alonso apenas ha tenido resonancia como alternativa al banquillo del Barça. Viendo su trabajo en el Bayer Leverkusen, la única explicación posible son motivos sentimentales: su pasado blanco y el recuerdo de su militancia Mourinhista. Su candidatura se descartó con la velocidad de las medidas preventivas, porque se temía que fuera una decisión impopular de consecuencias imprevisibles.

Pero, a día de hoy, la prioridad del Barça debería ser tener el mejor entrenador posible para su contexto actual y Xabi Alonso encajaba en ese perfil. El técnico del Leverkusen, que ha decidido seguir una temporada más, ha demostrado ser un gestor capaz de potenciar a futbolistas jóvenes, desarrollar un futbol atractivo y ser un portavoz moderno y hábil. Este último aspecto se ha convertido en un factor a tener muy en cuenta en un club con una tendencia asombrosa a boicotearse y provocar incendios semanales.

Su inesperada decisión de no moverse este verano, a pesar de las propuestas del Bayern y el Liverpool, demuestra su compromiso con los proyectos y sus procesos (estuvo tres temporadas al frente del Sanse). Empezando por el suyo como entrenador, porque sabe que está dando sus primeros pasos en la élite y que el Leverkusen es el mejor sitio para experimentar (y equivocarse) sin la presión de los grandes.

Esta temporada ha revolucionado al Bayer Leverkusen con 37 victorias, cinco empates y 0 derrotas poniendo fin a once temporadas consecutivas de dominio del Bayern. Pero, más allá de los resultados, ha convertido al conjunto alemán en uno de los más excitantes de ver. Un equipo dinámico, agresivo con el balón y con la marca genuina de los técnicos más intervencionistas.

Hijo de un jugador histórico del Barça (Periko Alonso), haría bien el club en estar atento a su situación cuando decida dar el gran salto. En un momento de desventaja económica, y tras el anuncio de Xavi, el Barça necesita más que nunca un entrenador especial. Una figura en los banquillos que marque diferencias y defina un proyecto.

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