Williams se serena

A pesar de los problemas económicos, Williams correrá en 2020

A pesar de los problemas económicos, Williams correrá en 2020 / AFP

Josep Lluís Merlos

Josep Lluís Merlos

'White lines' es una de las series que durante las semanas del confinamiento han hecho crecer aún más las audiencias de Netflix. En ella, su director -el creador de ‘La casa de papel’, Alex Pina- nos recrea los excesos de las noches ibicencas de los años 70. Algo que no ha satisfecho mucho a los lugareños, por cierto, ya que nos presenta la isla pitiusa como una reproducción permanente de los desmadres de las orgías romanas de los tiempos de Calígula, vistas a través de las gafas de una sobredosis de éxtasis.

La Fórmula 1 también ha vivido en esta hipérbole del exceso durante mucho tiempo. No en lo de las adicciones, por supuesto, sino en lo económico. Su inaccesibilidad para el grueso de los mortales, y el hecho de que todo, todo, cuanto más caro fuera, mejor (como en Ibiza), es lo que teóricamente la hizo más atractiva. Pero, a la par, es lo que la ha llevado a la encrucijada actual donde la permanencia en el derroche y la ostentación del despilfarro ya no están bien vistas, sino que son éticamente reprobables.

Se anuncia una “nueva normalidad” también en el paddock. Y, con ella, llegará el nuevo techo presupuestario para los equipos (130 millones de euros en 2021 y 123 a partir de 2023), las limitaciones del desarrollo tecnológico de los coches (aunque en 2026 llegará una nueva generación de motores) y, como no podía ser de otra forma, también el recorte de los salarios a sus megaestrellas.

Para avanzar más rápido hace falta ahora marcar un ritmo más lento en todo. No hay otra opción que la de serenar los ímpetus. Es el único remedio para mantener el chiringuito abierto y para salvar a sus agonizantes escuderías, algunas de las cuales, incluso después de haber regulado sus plantillas de empleados en las últimas semanas y del cierre temporal de sus bases, llegarán exhaustas a la orilla que supone el reinicio de la temporada a principios de julio en Austria.

Como Williams que, pese a ser la segunda formación con más campeonatos de constructores en la F1, ha sido rescatada ‘in extremis’ gracias a la aparición de nuevos miembros en su accionariado, entre ellos Toto Wolff, que vuelve al mismo. Que los de Grove -toda una institución- estén sufriendo como lo llevan haciendo en los últimos tiempos, es toda una señal de que algo no va bien.

El domingo, a falta de resultados (y de carreras) en la vida real, su división en los e-sports se llevó una alegría con la victoria en la edición online de las 24 Horas de Le Mans que tuvo cierta repercusión, con más de 200 pilotos repartidos entre 50 equipos. Los seguidores de estos entretenimientos lo pasaron estupendamente con la experiencia, pese a los muchos fallos técnicos del sistema que perjudicaron notablemente a pilotos como el propio Alonso o Verstappen.

Las horas de consumo de los e-sportshan crecido un 50% durante el confinamiento. En España este tipo de pasatiempo reunió casi 3 millones de usuarios en 2019, lo que hace que este sea el decimoquinto principal mercado de los e-sports, que ya aglutinan 198 millones de deportistas virtuales en todo el mundo. Esta parcela del online da ocupación a 500 empresas en España, donde se espera que para el año próximo la facturación crezca un 32,5%.

Alternativa o complemento de la competición real, las simraces gustarán o no, pero si sirve para dar satisfacciones ante la ausencia de carreras de verdad, adelante. Pero no perdamos el mundo (real) de vista, ni pisemos las ‘White lines’, so pena de ver aparecer el rótulo de ‘GameOve’ en pantalla.