Una Asamblea plácida (o no)

Bartomeu pide diálogo

Bartomeu pide diálogo / EFE

Lluís Mascaró

Lluís Mascaró

Bartomeu tendrá hoy, a priori, una Asamblea plácida. Destruido cualquier atisbo de oposición tras la fracasada moción de censura impulsada por Agustí Benedito, el presidente lo tiene todo atado y bien atado. El equipo funciona, Valverde brilla y la economía resplandece… Todo atado, pues, menos el posicionamiento del club en el conflicto político entre Catalunya y España. El independentismo acusa a Bartomeu y a su junta directiva de tibieza. El unionismo, de radicalidad. Nadie está contento. La equidistancia del Barça se antoja una contradicción con sus raíces catalanas y catalanistas y su mensaje de ‘més que un club’. Pero el Barça es, hoy en día, un producto global. Y digo producto de forma expresa. Porque es una marca que debe venderse a los mercados de todo el mundo. Unos mercados muy poco (o nada) interesados en la batalla por el soberanismo que está librando gran parte de la sociedad catalana. Unos mercados que, nos guste o no, son imprescindibles para poder alcanzar el presupuesto de 900 millones de euros que presentará hoy Bartomeu para la temporada 2017-2018. 

El único punto de interés de la Asamblea será, pues, las referencias que el presidente haga al conflicto político en su discurso inicial y las respuestas que pueda dar en el famoso turno de ‘ruegos y preguntas’, que siempre acaba convirtiéndose en un ‘gallinero’ de ataques y alabanzas a la junta directiva. Bartomeu, que ha sabido navegar hasta hoy entre dos aguas, se enfrentará en la recta final de esta Asamblea a los socios que le interrogarán directamente sobre el proceso independentista. Y allí es donde deberá anunciar, una vez más, su posicionamiento y el del Barça. O no. Porque por la mañana, el Consejo de Ministros español puede anunciar la aplicación del artículo 155 que interviene el autogobierno de Catalunya. Y entonces Bartomeu no lo tendrá nada fácil para mantener la equidistancia.