El tiquitaca está anticuado

El Barça encaja demasiados goles

El Barça encaja demasiados goles

Pichi Alonso

Pichi Alonso

Soy consciente de que algunas de mis opiniones no gustarán a un sector del barcelonismo, pero creo que partidos como el del martes deben servir para extraer conclusiones importantes. No me gusta ser ventajista y salir ahora recordando que ya he comentado en más de una ocasión que el actual potencial del Barça -el de esta temporada y las últimas- no le da para medirse cara a cara con los grandes de Europa. Sin embargo, que todo el mundo tenga presente que lo sucedido frente al PSG, por desgracia, no fue un puro accidente producto de un mala día. Ni mucho menos. Basta con revisar las últimas ediciones de la Champions League para ver que los grandes aspirantes a los títulos evolucionan hacia una línea y el Barça sigue anclado en unos preceptos que, bajo mi punto de vista y sin ánimo de ofender a nadie, han quedado anticuados.

El Barça debe ser capaz de compaginar una evolución con identidad propia al tiempo que incorpora las grandes virtudes del resto de equipo. No se trata de retocar sistemas, dibujos táctico -el 4-3-3, 4-2-3-1 o el planteamiento que quieran- siempre son válidos si se ejecutan con la plantilla y el equilibrio adecuados. Y ahí, el Barça está obligado a dar un salto.

DEBATE VALIENTE

Más vale tarde que nunca, pero ya es hora de abrir el debate sobre la necesidad de dejar a un lado el tiquitaca del pasado para sumar al modelo unas dosis importantes de ingredientes que hoy marcan las diferencias sobre el terreno de juego: agresividad, velocidad, físico... por ejemplo. Disfrutemos del pasado, pero entendamos que el modelo del tiquitaca arropado por el mejor jugador del mundo, que vivía su época más dorada, y una columna vertebral que dominó Europa y llegó a proclamarse campeona del mundo, ha pasado a mejor vida. Y, lo que es más importante, es casi imposible que vuelva a repetirse.

Con jugadores y técnicos diferentes, el Barça del PSG y de los últimos años sigue jugando prácticamente igual que antaño. Y ahí está el resultado: un equipo que no está diseñado ni preparado para presionar arriba y que tampoco está trabajado para defender en bloque bajo tiene todos los números para ser arrollado cuando enfrente se mide a un conjunto agresivo en su mentalidad y resolutivo en algunas piezas de su plantilla. Pregunta clara y concisa: ¿el Barça está en condiciones de recuperar el nivel competitivo de los grandes solo a través del fútbol de toque? Sinceramente, creo que no. El fútbol evoluciona y el club azulgrana no puede darle la espalda. No se trata de copiar lo que han hecho clubes como el Liverpool o Bayern Munich -últimos vencedores de la Champions- pero sí tomar nota, por ejemplo, del PSG. Un equipo que en cuestión de un par de años ha remodelado su propuesta futbolística intentando compaginar el talento puro con el componente físico y agresivo.

PLANTILLA DESCOMPENSADA

No se puede discutir el talento de De Jong ni el gran acierto de la llegada de Pedri. Faltaría más. Pero sí que este tipo de futbolistas deben estar arropados por otra serie de jugadores que compensen algunas debilidades. Es evidente que la temporada actual debe considerarse de transición y que el equipo ha experimentado una progresión en las últimas semanas, pero aferrarnos a las ocho victorias consecutivas en la Liga es dar la espalda a otros problemas mayúsculo. En LaLiga se sufre y se apelan a remontadas casi cada semana y en la Supercopa de España, no nos olvidemos, el Athletic se llevó la final y el Barça no fue mejor que la Real Sociedad en semifinales.

El ADN Barça debe hacer referencia a un equipo ganador y a un modelo de juego basado en el buen trato de balón. Dos virtudes enormes que no pueden confundirse con un equipo que tiene la posesión sin generar peligro en ataque y que en muchos momentos juega casi andando. Sin ánimo de hacer parodia ni herir sensibilidades, en algunos instantes el Barça se asemeja a un equipo de veteranos.