La tercera pata del tridente está coja

Dembélé, desolado

Dembélé, desolado / Sport

Ernest Folch

Ernest Folch

El Barça confirmó ayer que la lesión de Dembélé supera todas las predicciones. El francés estará 10 semanas de baja, o lo que es lo mismo, no reaparecerá hasta marzo. Es de prever además que necesitará un tiempo adicional para coger su forma óptima, es decir, que en el mejor de los casos, Dembélé va camino de tirar por la borda su tercera temporada.

El francés se ha lesionado ya por octava vez y, aunque se pueden elaborar muchas teorías, es evidente que cuando algo sucede ocho veces en menos de tres años es producto de cualquier cosa excepto de la casualidad. O Dembélé no se cuida, o no ha aprendido a entender su cuerpo, o las dos cosas a la vez. Si a esto le sumamos su anarquía táctica y sus dificultades de comunicación, no es de extrañar que una parte del barcelonismo lo empiece a considerar un caso perdido. Sin duda, Dembélé ha dejado buenos destellos, pero lo mejor no es lo que ha hecho sino lo que ha prometido, el potencial que ha mostrado y que en realidad no hemos visto nunca realizado en su esplendor.

Sin embargo, el pecado original no es suyo sino del club, que entró en una huida hacia delante cuando perdió a Neymar, al que intentó sustituir con escaso éxito deportivo y un coste económico monumental con Dembélé, Coutinho y este año con Griezmann, que solo ha conectado con el equipo en el último partido. El fracaso de Dembélé y Coutinho y la lenta adaptación de Griezmann ponen encima de la mesa el punto más débil del equipo: la tercera pata del tridente, que Neymar dejó coja y que hoy sigue sin andar.

El hecho de que ayer conociéramos el alcance real de la lesión de Dembélé obliga a apostar toda la temporada a que Griezmann cuaje en un tridente que desde el 2017 ya no es tal.  O lo que es lo mismo: o Griezmann se consolida y da al ataque más opciones que no sean las de siempre de Messi y Suárez, o será imposible que el Barça gane la Champions este año. El Barça se encomienda a Griezmann, y por cierto el desafío empieza mañana en el mismísimo Wanda.