El reto más difícil de Valverde

Valverde habló de su futuro en la rueda de prensa

Valverde habló de su futuro en la rueda de prensa / VALENTÍ ENRICH

Jordi Costa

Jordi Costa

Si hay algo que no se le puede negar a Valverde es su honestidad y transparencia. Si se queda con la sensación de que ha tardado demasiado en hacer un cambio -a raíz de la expulsión de Lenglet- y llega a la conclusión que ha perjudicado a su equipo, sale y reconoce el error en público. Del mismo modo, ayer quiso poner matices al creciente número de goles encajados por su equipo -cinco en cinco jornadas- en este inicio de Liga pero acabó reconociendo que hay algo en el equilibrio defensivo de su equipo que le inquieta.

Tiene razón el Txingurri cuando desgrana que varios de los goles concedidos han venido de distracciones individuales. Lo fueron, por pasividad, los dos que anotó el Huesca en el Camp Nou, el primero del Girona el sábado e incluso se podría considerar una desatención -aunque procede de un balón aéreo descolgado en el área- el que marcó la Real en la visita a Anoeta. Y, sin embargo, el equipo transmite una mayor sensación de fragilidad defensiva que antaño, no tanto por la estadística de goles sino por la facilidad con que los delanteros rivales ganan la espalda a los centrales barcelonistas.

Valverde no está de acuerdo con la convención generalizada que el Barça ha mutado del 4-4-2 de la temporada pasada al 4-3-3 de esta. Y es cierto que Coutinho o Dembélé ya acompañaron a Messi y Suárez en muchos partidos del tramo final del curso anterior, pero tan cierto como que la disposición del equipo ha variado. Antes el tercer ‘delantero’ tenía mucho más de cuarto centrocampista que de extremo, mientras que el Barça actual tiene tres delanteros claros, incluso sin contar que Coutinho juega de centrocampista pero con vocación de vivir cerca del área. En consecuencia, jugar casi con cuatro delanteros es una gozada para el espectador pero es obvio que obliga a reajustar el equilibrio defensivo del equipo.

Como es lógico, el Barça vivía mucho más cómodo atrás cuando Rakitic se ubicaba junto a Busquets en el doble pivote, y el equipo cerraba las bandas con Iniesta y el undécimo jugador de turno. Ahora, con Coutinho más cerca de los delanteros, y Rakitic a medio camino entre Busquets y Messi, las transiciones defensivas cuestan más y los contraataques rivales hacen más daño porque el triángulo defensivo está más expuesto.

Ojalá Valverde sea capaz de encontrar esos ajustes que le permitan recuperar el equilibrio defensivo sin renunciar a su arsenal ofensivo. No parece tarea fácil pero es, sin duda, su gran reto para este año.