Quini ayudó a construir una sociedad mejor

Enrique Castro Quini saluda a la afición del Camp Nou el 23 de abril de 2016 antes de un Barça-Sporting

Enrique Castro Quini saluda a la afición del Camp Nou el 23 de abril de 2016 antes de un Barça-Sporting / Joan Monfort

César L. Menotti

César L. Menotti

Me dolió. Y mucho. Por inesperado, repentino. Y me costó asimilarlo. Uno no puede acostumbrarse nunca a estas noticias. Lo pasé mal. No fue como con Cruyff, del que sabía que su salud estaba deteriorada. Me dicen que sucedió cuando paseaba cerca de su domicilio. Pienso en Quini y veo a un hombre de bien, cabal, justo, honrado, íntegro... A mí me tocó un plantel con grandes jugadores, señorazos como Alexanko, Migueli, Quini y muchos otros. Y Enrique, que tenía unas condiciones excepcionales como jugador porque nadie salió tantas veces Pichichi como él, nunca hizo valer su pergamino en el vestuario. Ni en la vida.

pregonaba con el ejemplo

Recuerdo su generosidad como compañero. Siempre estuvo al lado de los jóvenes, pregonaba con el ejemplo. Más allá de si estaba feliz o enfadado, optimista o pesimista, siempre colaboraba con la causa común que teníamos, independientemente de si participaba más o menos en los partidos. Está claro que por aquel entonces me hubiera gustado darle más protagonismo, pero las exigencias del Barcelona eran muchas. Y recuerdo a Quini siempre sonriendo, aconsejando a los chavales, animando desde el banquillo o desde la grada. Siempre estaba con el equipo. 

Mantuvo una relación especial con Diego que asombró a todos. Siempre digo que Maradona nació con la pelota, pero Quini pertenecía a esa rara estirpe de futbolistas que dominaban la escena. Manejaba el tiempo y el espacio. Lo hacía como nadie... ¡dentro del área! Todos sabemos que allí los tiempos son superiores a los de otras partes de la cancha porque prima la rapidez y la intuición. Eso le permitió convertirse en uno de los grandes definidores de la historia. Porque el ‘Brujo’ hizo goles de todas formas. Su catálogo era interminable. Hizo goles de cabeza sin ser el juego aéreo uno de sus fuertes, no tenía la zurda de Diego, pero convertía igual con esa pierna... Era un gran interpretador del juego, un avanzado que pensaba más rápido que su marca. Todo, jugar, entrenar y relacionarse, lo hacía siempre desde la solidaridad, fidelidad y compañerismo. Era un goleador que jugaba para el equipo y no el equipo para él. 

buena gente

Insisto en que los jóvenes del Barcelona de esa época que coincidieron con Quini tuvieron mucha suerte, una suerte bárbara. Aceptaron su representatividad, que marcara una línea a seguir porque era buena gente, tenía prestigio, reputación. Además, él también era un chaval más dentro del plantel. Acompañaba siempre al técnico, a los compañeros, a los auxiliares. A todo el mundo... Podía ser titular en cualquier equipo y jugar mucho más, pero como digo, aceptó la situación con una profesionalidad encomiable, digna de elogio. Fue un enorme futbolista y un ejemplo como ser humano.

Me he enterado que, cuando nos distanciamos para seguir cada cual su camino, le pasaron muchas cosas duras a lo largo de su vida, pero no entiendo su muerte como una pérdida porque Quini sembró mucho y todo floreció. Lo están reflejando los medios. Hoy día solo se habla en ellos de modernidad, pero a personas como él las regresan a la vida. 

Pasó igual con Sívori, que nos dejó más o menos a la misma edad que el ‘Brujo’ en 2005. No hubiera querido enterarme nunca de su muerte, pero los medios lo siguen manteniendo, como harán con Quini porque dejó huella. Fue un gran ejemplo. Y personas como él, que transitaron por la vida con valores muy sólidos, ayudan a construir una sociedad mejor. Ese es y será su gran legado. 

Se seguirá hablando de Quini, seguro, y bien: de su integridad como persona, de su solidaridad para con todo el mundo, del modelo que dio a las generaciones que tuvieron roce y contacto con él... Y eso será para siempre. Lo único que me queda por decir es que sentí, siento y sentiré siempre un profundo respeto por Quini y su familia. Le mando un sincero y afectuoso abrazo a todos sus seres queridos.