Lo que sea, pero bien hecho

Braithwaite, en un lance del partido

Braithwaite, en un lance del partido / EFE

Xavi Torres

Xavi Torres

Tras el debate de la semana pasada, Koeman decidió jugar ante el Levante con un 4-3-3 de entrada, con Messi, de falso ‘nueve’; los extremos, con Griezmann y Braithwaite, y los interiores, con Coutinho y De Jong para dejar a Sergio como mediocentro único. Resultado: poco. Tras el descanso regresó al 4-2-3-1, con el posicionamiento habitual. Resultado: también poquito, hasta acabar con tres centrales y en actitud de equipo pequeño. El técnico argentino Alfio Basile, 40 años entrenando en la élite, dijo un día: “Yo, a mis equipos los paro bien en la cancha. El problema es que cuando empieza el partido, los jugadores se mueven”. El principal problema del Barça no es el dibujo, sino lo que luego sucede en el césped.

Este deporte es tan complejo que es capaz de dar por buena la máxima de que cuanto mejores sean los futbolistas, más probabilidades tienen de ganar y, a la vez, aceptar que los mejores jugadores no hacen siempre el mejor equipo. ¿Quiere esto decir que exculpamos al entrenador y señalamos a los futbolistas? Rotundamente, no. Y en el caso del Barça, todavía menos. En esta tribuna se le da al entrenador un papel principal para entender el buen funcionamiento del equipo. La historia de este club nos recuerda cada día que los períodos de máximo éxito -con las cinco Copas de Europa incluidas; las cuatro ligas seguidas de Cruyff o las tres de Guardiola; o las ocho ganadas de las últimas doce disputadas- han venido vinculados a una obra de autor bajo la mirada cruyffista.

Sin embargo, que nadie lo olvide, para llegar a tocar la gloria hizo falta insistir en la idea. Dicho esto, es verdad que hay muchas maneras de jugar al fútbol con las que se puede ganar. Otros clubes lo han demostrado. Pero adn del club -Griezmann y Braithwaite tienen nulas condiciones para jugar por fuera y Coutinho y De Jong, ningún hábito para hacerlo como interiores. Hace falta un conocimiento profundo de lo que se pretende, instrucciones, trabajo y mucha repetición. ¿A alguien le parece realista pensar en que el Barça actual es capaz de llevar a cabo el plan A - el de desarrollar el tesoro de Cruyff o Guardiola- o ejecutar hasta la excelencia el plan B -la idea actual de Koeman-? Se trataría, en cualquier caso, de apelar a algo más que a la actitud para tratar de acercarse a la victoria... 

Hiroki Abe

El jugador japonés del Barça B regresó el domingo tras un mes y medio lesionado. Al minuto de su reaparición volvió a lesionarse. La imagen del joven futbolista, hundido en su desánimo, duele. Se trata de aprender de cada experiencia para volver más fuerte. No hay otra.

La polémica de Riqui

‘El País’ desveló este fin de semana que Koeman acusó a Puig de filtrador de información a la prensa. Y después alguien filtró lo que dijo el entrenador. Y entre tanta filtración el daño al club y al jugador es grande. Cada día aparece un lío nuevo. Cada día el Barça es más pequeño.

Convocatorias con trampa

El coronavirus ha traído al fútbol la nueva norma de los cinco cambios y, como consecuencia, convocatorias de 23 jugadores. Como cada jornada hay sancionados y/o lesionados, los técnicos echan mano de sus filiales para llenarlas. “¡Qué bien!”, dirán algunos. “¡Gente de la cantera en el primer equipo. Ya era hora!”. Nada más lejos de la realidad. Una cosa es estar y otra, jugar. Si Mingueza hace falta porque Koeman no tiene centrales, su aparición en el primer equipo no conlleva discusión.

Sin embargo, que el delantero Konrad de la Fuente -en el primer equipo hay exceso de puntas- acumule cinco convocatorias ligueras con cero minutos jugados provoca que una de las apuestas del club apenas haya jugado 347 minutos (en el filial) en lo que va de competición liguera. Y lo mismo con Peña, 9 convocatorias, 0 minutos; Tenas, 8 y 0’, y Santi Ramos, 3 y 0’.

En toda la Liga y con todos los equipos sucede lo mismo. En el Real Madrid, por ejemplo, Altube, 10 convocatorias, 0 minutos; Santos y Chust, 2 y 0’; Aranda, López y Cañizares, 1 y 0’. Entre los jóvenes, solo Arribas ha jugado 1 minuto y Marvin, 21, en sus apariciones en el equipo de Zidane. ¿Tiene sentido lo que está sucediendo? Un día, para un premio, está bien; otro, porque la idea es una y el resultado complica su alineación, cuela, pero la costumbre gratuita va a provocar más de una frustración. Al tiempo.