¡Que fichen a la portera de Núñez!

Tras el vodevil vivido en el Barça en el cierre del mercado de invierno resulta una obviedad constatar que este Barça, a corto plazo, es menos Barça que el de hace tan solo unas semanas atrás. ¿Cómo es posible que el club con mayor presupuesto del mundo, con 1.047 millones de euros, tenga tal falta de liquidez y tesorería que sea incapaz de competir mínimamente con sus homónimos europeos en el bazar en el que se ha convertido en los últimos años el fichaje de jugadores? Es un misterio. ¿Qué ocurre en el seno de la secretaría técnica del Barça para que, aparentemente, la política de contrataciones, cesiones y salidas siga un patrón desconcertante? Es otro misterio.

Visto lo visto con las insólitas e inesperadas adquisiciones de Francisco Trincao -no llegará hasta el próximo julio-, Matheus Fernandes -cedido al Valladolid-, Matheus Pereira y Rei Manaj -ambos para el Barça B-, futbolistas muy jóvenes y cuya proyección futura es, a día de hoy, una incógnita total, uno llega a pensar que hasta la ‘mítica’ portera de Núñez lo hubiera hecho mejor. Porque si un club de la dimensión mundial del BARÇA, con mayúsculas, no es capaz de batallar sin quedar en evidencia ni hacer el ridículo a la hora de salir de compras para fichar jugadores contrastados y cotizados, pues apaga y vámonos.

Es a todas luces meridiano que, a medio plazo, la plantilla precisa una renovación. Una renovación que debe ser muy meditada, muy estudiada, muy reflexionada, muy cocinada a fuego lento. Sin precipitaciones. Sin inversiones dudosas. Sin improvisaciones. Sin arrebatos.