Sexto sentido

Periodismo de camiseta

Carme Barceló

Yo confieso: soy periodista de camiseta. Y de bufanda. Y de sentimiento. Y de pasión. Y trato de ser objetiva en mi inmensa subjetividad. Y se me pone la piel de gallina con determinadas cosas y los pelos como escarpias con otras. Y me pico sin comer ajos y me abrazo a causas y colores. Llevo la camiseta puesta y siempre limpia. Limpia. Eso es lo más importante. Cuando escucho a Gerardo Martino llevarse las manos a la cabeza por ese descubrimiento sobre las características del periodismo deportivo en estas tierras, al margen de recordar el título del libro de su presidente –'Bienvenido al mundo real'– pienso que no ha leído u oído demasiado en su país de origen. No hay más que revisar hermerotecas y videotecas para ver y leer lo que se dice a cuento de los River-Boca y viceversa. En todas partes cuecen habas y no por ello ha de rasgarse el técnico las vestiduras o el polo verde pistacho. Lo que sí debe ocuparle y preocuparle al Tata es la mentira, la falsedad y el interés más interesado por desestabilizar y masacrar el equilibrio de su equipo. Eso sí que debe molestarle. Los colores y las camisetas, menos. Ahora le toca a Neymar. Ayer, a Messi. Mañana, quién sabe. La cuestión es desequilibrar al rival a través de cualquier medio y de los medios. “Por lo civil o por lo criminal”, como escribió aquel director de un diario deportivo de Madrid refiriéndose a cómo debía frenarse a Messi. Y las insinuaciones, las acusaciones y las falacias, que son muchas. Es lo que tiene haber batido todos los récords como equipo, contar con el mejor jugador del mundo y lucir la camiseta que más fútbol transpira.