...Y lo peor es el conformismo

De Jong reconoció que deben trabajar más para mejorar el juego

De Jong reconoció que deben trabajar más para mejorar el juego / JAVI FERRÁNDIZ

Joan Mª Batlle

Joan Mª Batlle

El aficionado acabó silbando a los jugadores y casi en el mismo instante, un jugador, Piqué, declaraba que las sensaciones no habían sido malas. ¿Cómo?, ¿qué?... Equipo y afición no están en sintonía. El equipo se ha vuelto conformista y la afición es exigente, como siempre, pero en las ocasiones en las que constata que el rival le ha puesto más ganas e intensidad, todavía lo es más, pues a la exigencia le suma el cabreo. La cuestión es que el Barça venía de una derrota dolorosa en la la Liga y tres días después no dio ni una sola muestra de reacción. Un servidor pronosticaba en la crítica post-Levante que seguramente se ganaría al Slavia y probablemente se le golearía. Es lo que suele suceder, en el Camp Nou el equipo tiene más orgullo y los rivales se acoquinan. Pero ya no, porque ahora mismo el equipo no tiene carácter y los rivales han detectado que el Barça no es tan fiero como lo pintan. El Levante le perdió el respeto en su campo y el Slavia se lo perdió en el Camp Nou. Gravísimo.

MUCHOS PROBLEMAS.

Siendo eso así, que lamentablemente lo es, las sensaciones no pueden ser buenas. El discurso es que el equipo es líder en las dos competiciones y que el Barça creó ocasiones y el Slavia no. Más conformismo. El Slavia no remató porque le falta calidad arriba, pero llegó al área con peligro y con una facilidad inadmisible. Pero aunque el portero checo salvara varios remates (como Ter Stegen en Praga, por cierto) y Messi estrellara su genialidad de turno en la madera, lo trascendente es que el conjunto de Valverde estuvo triste, lento y previsible.

De nuevo corrió menos que el rival y tácticamente habría que preguntarle al entrenador por la posición y rendimiento de Griezmann, la terrible irregularidad de Dembélé, la baja forma de Busquets, la endeblez de Alba, por el 4-2-3-1... Valverde no da con la tecla táctica ni inyecta carácter al equipo. Muchos problemas. Es doloroso acabar temerosos y defendiendo un empate a cero. Con este conformismo, la crisis acabará siendo inevitable.