La Penya creyó más en la victoria

El Joventut renació tras el descanso ante el Barça

Las individualidades también fueron verdinegras

Pau Ribes, durante el partido contra el Barça

Pau Ribes, durante el partido contra el Barça

Nacho Solozabal

Nacho Solozabal

El Barça se diluyó tras unos más que aceptables primeros veinte minutos en los que dominó el ritmo y tuvo un acierto, en especial de la línea de tres, que le permitió dominar con holgura el marcador al llegar al descanso. Abrines defendía bien a Guy, Vesely en el segundo periodo dio una lección de como jugar a básquet y Higgins estuvo entonado. Por su parte, la Penya no se encontró cómoda en el arranque del duelo. Su ineficacia en el triple y una defensa poco agresiva dejaba jugar con mucha libertad a los blaugranas.

Pero, el descanso lo cambió todo. Un Joventut mucho más agresivo detrás, contactos y presión al jugador con balón, cambió de manera decisiva el escenario. El Barça perdió toda su frescura ofensiva, cedió balones y rebotes y, en defensa, se encomendó a una pasividad preocupante. Los de Saras no fueron capaces de igualar la intensidad de un Joventut que supo acelerar cuando más complicado lo tenía. El parcial, en los dos definitivos cuartos, fue de 44-32, con una Penya crecida que pudo perder, pero que, sin duda, hizo méritos suficientes para imponerse a un Barça que suma dos derrotas consecutivas en pocos días.

Como ya vienen siendo habitual, sólo Laprovittola fue capaz de ganar el duelo con sus rivales. Los puntos de Da Silva o Vesely, aunque importantes, no hicieron demasiado daño al Joventut. No se produjeron en los minutos en donde se decidió el partido. Y jugadores como Satoransky, Abrines, Sanli, Higgins o Kalinic fueron de más a menos y sucumbieron ante la ambición de la Penya. En cambio, los habituales Tomic-Ribas estuvieron en sus números, algo que siempre da mucha tranquilidad al banquillo verdinegro. Pero, lo más destacable en los anfitriones fue la eclosión de la pareja Parra-Feliz en el tramo final del duelo. Aparecieron cuando su entrenador lo exigió y decantaron la balanza del partido hacia sus intereses. Ambos no habían estado finos hasta el descanso, y era evidente que sin su concurso el Barça lo tenía todo a su favor. Esta capacidad para superar un mal inicio de partido es muy meritoria y nada fácil de conseguir.

Una victoria que le da aire a la Penya en la clasificación. Por el contrario, los blaugranas cierran una semana difícil, ya que, más allá de las ausencias, su juego no ha estado a la altura de lo esperado.