Paso a los fichajes y freno a los cambios conservadores

Arthur Melo, a su salida al campo de  entrenamiento para preparar el Barça-Girona

Arthur Melo, a su salida al campo de  entrenamiento para preparar el Barça-Girona / Valentí Enrich

Albert Masnou

Albert Masnou

Seis partidos disputados que se cuentan por victorias. Un balance excepcional para el Barcelona en este inicio de curso.  Nada que objetar ni por el juego (el pico de forma todavía no debe ser el más alto) ni por los resultados. Sin embargo, no todo es de color de rosa. Valverde se siente examinado, algo normal teniendo en cuenta el banquillo que ocupa. El Barça es así. Y sí, puede que queme al final. Valverde pasa un examen en cada partido. Y en diferentes fases: El de la convocatoria, el de la alineación, el del planteamiento, el de los cambios y el de los resultados.

Hay dos momentos en que sus decisiones deben ser especialmente analizadas por las consecuencias que pueden tener: las alineaciones y los cambios. Sorprende la poca presencia de los fichajes en los minutos jugados durante estos seis partidos disputados. Lenglet es el que más ha participado (125) mientras que los dos centrocampistas han tenido un papel testimonial: Arthur (88) y Vidal (60).

Por su parte, el delantero Malcom (aún lesionado) está casi inédito. Valverde debe hacerse un equipo con unos 16 jugadores, que todos se sientan importantes y con minutos, algo que ahora por ahora no ocurre. El técnico va paso a paso pero no debería retrasar mucho la decisión de dar entrada a estos jugadores por los que el club ha pagado un dineral. Para luchar por los tres títulos, el Barça necesita a más de once jugadores y, de momento, queda margen de mejora en este sentido.

Al mismo tiempo, hay otro detalle que empieza a calar entre diferentes estamentos del club (secretaría técnica y junta incluidas) y no es otro que los cambios conservadores que efectúa una vez transcurren los minutos y el partido está ganado pero no asegurado. La salida de Dembélé por Vidal va camino de convertirse en una tónica para asegurar un resultado, aunque haya muchos que no lo comparten.