Parecía imposible

Sergi Mas y el Mago Pop, en la gala de Català de lAny celebrada este lunes en el DHUB.

Sergi Mas y el Mago Pop, en la gala de Català de lAny celebrada este lunes en el DHUB. / Ferran Nadeu

Carme Barceló

Carme Barceló

Subió al estrado de la gala Català de l’Any el director de El Periódico, Albert Sáez, y enumeró un sinnúmero de imposibles convertidos en posibles. Lo hizo como un guiño al premiado, el Mago Pop, y como un reconocimiento a una profesión que investiga e informa sobre casos y cosas que sin el periodismo sería difícil denunciar y que salieran a la luz. El galardonado, un joven sabio culé de Badía del Vallès al que la magia le llevó al emprendimiento, es ejemplo de precocidad y constancia. Y de ilusión. La que tiene, la que transmite y la que es el epicentro de sus espectáculos. La misma de tantos y tantos chavales que, como él, parten de la casilla de salida con los sueños por bandera.

Servidora, que estaba sentada en la platea del Disseny Hub, no pudo por menos que trasladar ese pensamiento hacia un chico de 18 años que se rompió hace un par de día y que,a la par, rompió el corazón del barcelonismo. A Gavi, el seleccionador español lo calificó de superdotado hiperactivo y, por ello, capaz de jugarlo todo. To-do. Y su cuerpo dijo “hasta aquí”. Ese final supone, más allá de los posibles títulos nacionales, que el blaugrana deje de sumar para el club que le paga, que le cuida, que pone a su disposición todos los días del año su mejor equipo técnico y médico y que, además, es un elemento primordial e indispensable en el primer equipo masculino de fútbol.

Gavi se dejó el ligamento cruzado y el menisco y, a los que le necesitan, haciéndose cruces. Para De La Fuente es un fuera de serie para el que todo vale. Para el FC Barcelona está fuera de la serie y ya no vale. Una temporada que acaba para el centrocampista y una víctima del sistema. ¿Infortunio? Démosle una parte del porcentaje pero no el total. ¿Podría haberse evitado? También. ¿El responsable? El seleccionador español por no saber medir y equilibrar. Ya lo vivimos bajo su batuta (que no varita mágica) con Pedri, con Lamine Yamal y ahora, con Gavi. Ahí están los datos.

Sigo con mi reflexión de platea. Albert Sáez habló de unos imposibles que imaginamos tantos y que se han hecho realidad. Como ver que un grupo de mujeres hacen saltar la banca en pleno verano, ganan un Mundial de Fútbol y denuncian el machismo y la misoginia de la Federación Española de Fútbol. Meses después, con la calma que proporciona la reflexión y la digestión de los hechos, somos conscientes de lo que han logrado estas jugadoras y su traslado a la sociedad.

Parecía imposible, sí, pero abrieron los ojos a ciegos, tuertos y a muchos que caminaban de espaldas a una realidad que no convenía. Perdóname, Antonio, pero ni el Mago Pop lo habría hecho mejor.

Sentada en la grada del salón de actos, cómoda y limpia, recordé que veinticuatro horas antes estaba en otra, más dura y más sucia, del Estadi Olímpic Lluís Companys. Casi 40.000 personas subieron a Montjuïc para aplaudir y gozar a las integrantes del Femení. A las once del Barça y, también, a las del Real Madrid. Fueron cinco goles con firma blaugrana pero, aunque parezca imposible, también el público reconoció a las mundialistas blancas que fueron arte y parte de una demanda colectiva que va más allá de los colores. No es magia. Es lucha.