Otro recital de juego ofensivo estéril

Cádiz CF, 2 - FC Barcelona, 1 - LaLiga J12

Cádiz CF, 2 - FC Barcelona, 1 - LaLiga J12 / Jorge GUERRERO / AFP

Pichi Alonso

Pichi Alonso

Se repitió el guión de otros partidos grises en el arranque del Barça. Gol tempranero del rival de turno, en este caso el Cádiz... y a sufrir. El repliegue gaditano provocó un abuso del juego interior que no condujo a casi nada. Jairo y Perea estuvieron espectaculares y el Cádiz, con una línea de cinco bien ordenada, apenas si pasó por ocasiones de peligro.

Los pasillos interiores estuvieron cerrados a cal y canto, las bandas solo fueron ocupadas por los laterales y, en muchas fases del encuentro, incluso se vio a los centrales, Lenglet y Mingueza, con opción de generar juego ofenviso e incluso abusar en el intento de filtrar pases interiores. Pésimos recursos que condujeron al conjunto azulgrana hasta al vestuario con desventaja en el marcador y la clara sensación que Koeman debía tomar crtas en el asunto. Y así lo hizo.

La entrada de Pedri y Dembélé cambió por momentos la imagen del equipo. Movilidad, peligro... y gol afortunada para empatar. Sin embargo, unos segundos de relajación y otro error en cadena defensivo permitieron la segunda diana del Cádiz. Y ahí ya no hubo más capacidad de reacción.

Los de Koeman quedaron tocados y tampoco dieron con la llave para abrir pasillos interiores, al igual que en otros partidos como el del Alavés, y frente a diez. En épocas pretéritas el equipo siempre dio con la tecla para romper los muros rivales, ya fuera en acciones colectivas o bien en jugadas individuales aisladas.

El recurso de acumular más y más efectivos en ataque tampoco contribuyó a generar más peligro. La acumulación en numerosas ocasiones solo contribuyó a generar más desconcierto y a cerrar vías.