El ojo clínico del entrenador

Pep Guardiola lamentó la ausencia de Pogba en el derbi en Old Trafford

Pep Guardiola lamentó la ausencia de Pogba en el derbi en Old Trafford / AFP

César L. Menotti

César L. Menotti

Me gustaría colaborar en el debate actual sobre los entrenadores. Un debate serio sobre qué es ser un entrenador exitoso más allá de los nombre propios de Guardiola, Mourinho, Conte, Zidane, Simeone, Valverde... o tantos otros prestigiosos. Al ensayar el análisis sobre cuál es la verdadera tarea del entrenador en este universo del fútbol, sometido a un vendaval de críticas irrelevantes, es aconsejable descartar ese mensaje tan lleno de vacío, y que sin embargo ocupa espacios y consume tiempos generosos en los medios de comunicación dedicado a analizar los planteamientos tácticos a partir de números. Me hace recordar a una conocida apreciación sobre economía: “Cuando te explican algo sobre economía y no lo entiendes, seguro que estás mintiendo”. 

Descartemos a aquellos que voluntariamente practican una moral ‘a la carta’, es decir, a los que optaron, optan y optarán por la complicidad y la hipocresía. Ahora bien, ajustar la mira de la observación sobre la faceta profesional, me enfrenta a otra realidad no deseada, en la que abunda el error: el desconocimiento sobre su tarea, la incapacidad, el miedo al debate, la vanidad. Esta descripción me lleva por sí sola a una conclusión: la falta de vocación. Siento que pocos se preparan para ampliar su conocimiento y pareciera que la mayoría va a un partido de fútbol porque tienen que estar ahí. Y en este caso no solo hablo de entrenadores, sino y sobre todo también de dirigentes, periodistas y actores del fútbol más pendiente del esparcimiento, el lobby y los negocios.

Como soy entrenador vocacional mi intención es orientar a aquellos que realmente sueñan con dignificar esta profesión. ¿Qué es lo que busca el entrenador cuando está presenciando un partido de fútbol, que lo debe diferenciar del público, del periodismo y del dirigente? Lo que lo diferencia esencialmente es que el entrenador durante un partido busca reforzar su conocimiento, porque sabe que es el mejor tiempo de aprendizaje. Para afirmar ideas, para desecharlas, para intentar descifrar misterios necesita ver a su equipo en la competencia. Un partido visto desde el campo de juego es el ámbito por excelencia para el ojo diferente del entrenador, es el lugar donde encontramos las razones para incorporarar los saberes de las acciones relevantes, merecedoras de aplicarse en otros futbolistas y otros equipos. 

El fútbol es un deporte al que se juega. Y no nació para ser reproducido en una rueda de prensa o en un libro de explicaciones tácticas. Tampoco para ser escrito como las fórmulas de la química. Cuando definimos H2O, la fórmula de la molécula de agua, nos referimos a algo concreto: hidrógeno 2 oxígeno 1. Cuando decimos un equipo juega 1-2-3-5, 1-3-4-1-2, 1-4-2-4 o 1-4-3-3 intuimos que se parece más a números de teléfono que a sistemas tácticos, aunque muchos presuman que saben de táctica. Esa secuencia de números, ¿quiénes son? ¿Cuáles son sus características? ¿Cómo son sus movimientos? ¿Cómo se asocian entre sí en las dos fases de juego: ataque y defensa? Insisto en esto: no podemos hablar de sistemas tácticos sin nombres propios, sin conocer y definir las características de los jugadores. 

Brasil en el Mundial del 70 jugaba con Gérson, Rivelino, Clodoaldo, Pelé en la mitad de la cancha. El Milan, en la temporada 2000-01 solía cubrir ese sector con Gattuso, Albertini y Ambrosini. ¿Acaso alguien puede decir en estos dos casos que la línea de cuatro de un equipo es más defensiva que la otra por ser una línea de tres? Es mucho más útil indagar sobre las señales tangibles que emiten los futbolistas de élite en el juego de sus equipos para hacer una lectura minuciosa de sus condiciones, profundizarlas y optimizarlas. Un entrenador tiene por obligación enseñar entrenando, descubrir quién puede y quiere aprender, y abocarse a la desafiante tarea de potenciar al máximo las cualidades del jugador. Y esto se logra desde el conocimiento y el trabajo en el campo. 

La liga tiene cuatro candidatos al título

Se cierra el año y ya hay cuatro firmes candidatos a pelear el título de Liga, aunque por la diferencia de puntos el Barcelona se encaminó a ser el gran candidato. El equipo culé suma 39 puntos después de la 15ª jornada de la primera vuelta y le saca cinco al Valencia, la gran sorpresa de la temporada. Pero el Atlético de Madrid, con 33, y el Real Madrid, por detrás con 31, les mantienen el pulso. No está nada definido todavía. Mucho dependerá de la definición del trabajo que hagan entre el cierre de la primera vuelta y las mini pretemporadas post-vacaciones navideñas. 

En un semestre con la Copa del Mundo en el horizonte, ningún jugador con participación en sus selecciones bajará su rendimiento. Es saludable que algunos de ellos, como es el caso de Leo Messi, estén administrando sus minutos y sus partidos para llegar de la mejor forma posible a los momentos determinantes de los torneos y al Mundial de Rusia, en juio. Con cuatro candidatos de este voltaje, la segunda vuelta se prevé emocionante.