El nuevo entrenador, un fichaje ideológico

Joan Laporta, presidente del FC Barcelona

Joan Laporta, presidente del FC Barcelona / FCB

Lluís Mascaró

Lluís Mascaró

El mensaje del club es claro: Koeman sigue... dependiendo de los resultados y del juego. Dirigirá, pues, al equipo ante el Levante, aunque lo hará desde la grada por su expulsión en Cádiz. Y, en función de lo que ocurra el domingo, se tomará una decisión. O no. Porque quiere huirse de la precipitación, de la improvisación... El Barça quiere transmitir una imagen de calma, de paciencia, pero la realidad es que la sensación que se ofrece es la de someter a Koeman a una larga agonía que acabará, inexorablemente, con la primera derrota.

Ayer hubo cumbre en el avión de regreso entre Laporta y el técnico (con Rafa Yuste y Mateu Alemany como testigos) con el objetivo de suavizar la tensión vivida en las últimas 48 horas. Fue una reunión distendida. Con buen tono. Y mejores intenciones. Pero todos los presentes, aunque no lo demostraran, eran conscientes de la triste realidad: Koeman no tiene ningún futuro. Y casi ni presente. Está sentenciado y solo falta ejecutar el despido. ¡Si hasta los jugadores (Piqué y Sergi Roberto) contradicen su discurso victimista!

Difícilmente el técnico holandés superará la próxima semana, con dos duelos tan duros como trascendentales: el segundo partido de la Champions en Lisboa ante el Benfica y el exigente enfrentamiento de Liga contra el Atlético en el Wanda Metropolitano... El parón de selecciones puede ser el momento idóneo (antes de la asamblea del 17 de octubre) para tomar la decisión definitiva.

Laporta, como es lógico, ha puesto en marcha la maquinaria para buscar un sustituto. El fichaje del nuevo entrenador es estratégico, porque marcará el mandato del presidente. Para bien o para mal. Será una decisión ideológica que debe sustentarse en el discurso cruyffista que mantiene esta junta directiva: apuesta radical por un estilo y por un modelo. Laporta no puede equivocarse en la elección. Porque el que venga sí será ‘su entrenador’ y no el ‘entrenador heredado’ de Bartomeu. Y si el presidente cree, sinceramente, que con esta plantilla se puede jugar mejor y se pueden ganar títulos, deberá escoger al técnico que sea capaz de sacarle el máximo rendimiento al equipo.

Dos nombres sobresalen por encima del resto de posibles candidatos. Se trata de Robert Martínez y de Xavi Hernández. Dos entrenadores que se adaptan perfectamente al perfil que exige Laporta, pero con trayectorias muy distintas. El presidente apostó en 2003 por Rijkaard. Y en 2008 por Guardiola. ¿Quién será su tercer técnico?