Opinión

Nápoles, el peor escenario posible para el Barça

Francesco Calzona, durante su etapa como segundo del Nápoles

Francesco Calzona, durante su etapa como segundo del Nápoles / EFE

A cudir a un lugar en el que acaba de producirse un terremoto no es de agrado para nadie. Nada es como aparecía en las fotografías o en los planos. Todo está por descubrir porque se entra en un terreno desconocido.

Es lo que le va a pasar al FC Barcelona en el partido de ida de los octavos de final de la Liga de Campeones en su visita a Nápoles, escenario de un caos de dimensiones considerables con la destitución de su entrenador, Walter Mazzarri, y la entrada de Francesco Calzona, actual seleccionador de Eslovenia, quien ya había estado en el club cuando era asistente de Sarri.

Todo a escasas horas del partido europeo. “Nápoles está mucho peor que el Barcelona”, decían entendidos ayer en un artículo en SPORT de Sergi Capdevila. Y es que Nápoles es mucho peor que Barcelona. El presidente Aurelio De Laurentiis negociaba por la noche cómo cuadrar el contrato del nuevo entrenador sin dejar de ser seleccionador esloveno.

En el caso de que finalmente se siente en el banquillo, como así se anunciaba en Italia, el técnico buscará una revolución que afectará las previsiones de Xavi Hernández, los videos que han visto no servirá de nada o de poco, la estrategia de Calzona poco tendrá que ver con Mazzarri... Total, el peor escenario para el Barça porque el propio equipo, los jugadores, asumen este tipo de cambios con un nuevo aire, con poco que ver con lo vivido hasta entonces.

El caos no solo se centra en su entrenador, Calzona será el tercero de la presente temporada, sino también con su estrella, Oshimen. El delantero estuvo en la Copa África y perdió algún avión de vuelta a Italia, no llegó a tiempo para entrenar, causó baja en varios entrenamientos...

Ahora ya ha entrenado dos veces y dice estar listo para jugar contra el Barcelona, siempre y cuando los kilos de más con los que llegan le permitan aguantar noventa minutos. Nápoles no tiene nada que ver con la última temporada en la que se convirtió por tercera vez campeón del Scudetto.

Sin embargo, el Barça hará bien en no confiarse, pues se puede encontrar con cualquier cosa: Desde que el seísmo vaya a más o que el nuevo entrenador sea sanador.