Messi se merece su séptimo Balón de Oro

Messi, campeón de la Copa América

Messi, campeón de la Copa América

Lluís Mascaró

Lluís Mascaró

Messi es el mejor jugador de la historia. Y se merece su séptimo Balón de Oro. Nadie podrá igualar jamás la excepcional carrera del crack argentino, que culminó el pasado verano conquistando la Copa América con su selección. Ya no está, desgraciadamente, en el Barça, pero estoy convencido de que en el PSG seguirá acumulando títulos y batiendo nuevos récords. Messi es un jugador único e irrepetible. Con un talento sobrenatural que le eleva por encima del resto de las estrellas universales. Su magia y sus goles forman parte ya de una leyenda inigualable. Y a sus 34 años todavía continua siendo el número uno del planeta. Aún no ha nacido el futbolista que le pueda hacer sombra. Ni siquiera su nuevo compañero Mbappé, muy lejos de los registros estratosféricos del ex blaugrana.

Messi está entre los 30 candidatos al Balón de Oro del 2020, donde solo hay un jugador del Barça, el jovencísimo Pedri. Neymar, Haaland, el propio Mbappé o Lewandowski le disputarán el trofeo al crack argentino. Todos son, por supuesto, extraordinarios futbolistas. Pero ninguno de ellos puede sentarse en la mesa de Messi… Leo no tiene rival en esta carrera por la gloria eterna. Solo Pelé, Cruyff o Maradona pueden compararse con el mejor jugador de todos los tiempos. Aunque ninguno de ellos ha brillado tanto y durante tanto tiempo. Por eso Messi es excepcional. Y lo seguirá siendo por los siglos de los siglos... 

Un Messi que, por cierto, ha vuelto a ser protagonista en las últimas horas por su traumática salida del Barça. Laporta, en una entrevista en RAC-1, aseguraba el viernes que tuvo la esperanza de que Leo se ofreciera a jugar gratis. El crack argentino, en unas declaraciones exclusivas publicadas ayer en France Football, señalaba que le empujaron a buscarse otro club porque el Barça no tenía dinero para pagarle. Nuevamente, dos versiones diferentes de una marcha tan sorprendente como dolorosa.

Ambas partes siguen insinuando, amagando, sin acabar de explicar lo que realmente sucedió en aquellas horas amargas del pasado 5 de agosto. La prudencia, en este caso, parece ser la mejor consejera. Una relación de amor de más de 20 años se ha roto de forma abrupta. Y hay resquemores. Y dolor. Mucho dolor. Solo el tiempo sanará las heridas. Pero la expectación sobre lo que realmente piensa Messi sigue creciendo. Algún día explicará su verdad. Pronto. Muy pronto…