Messi, Cristiano y Griezmann comen en mesas separadas

Messi celebrando un gol

Messi celebrando un gol

J.Mª Casanovas

J.Mª Casanovas

No voy a hablar de premios que necesitan de explicación para que se entiendan, como la distinción de mejor jugador del año de la UEFA a Modric. Ni tampoco de galardones adjudicados sin criterio en votaciones que nadie sabe quien ha intervenido. Que Messi no figure entre los candidatos al pódium de ‘The Best’ es un insulto al buen fútbol. De la misma manera que nos trae sin cuidado quien va a ganar el Balón de Oro ya que la revista francesa que lo organiza va a barrer hacia casa. Pasamos de distinciones que no siempre valoran lo que sucede en el terreno de juego y se dejan influir por el marketing y la fama. 

Esta semana han sucedido tres hechos que han puesto a los tres futbolistas mas renombrados en el lugar adecuado. Tres circunstancias diferentes que ayudan a entender la escalera de valor de los cracks. Messi ha debutado en plan estelar en la Champions con un hat-trick que pone en evidencia cual es su competición favorita esta temporada. No pasan los años para el argentino, no pierde su ambición de títulos y centrarse solo en el Barça puede significar un plus importante. Quiere y puede. Es el espejo donde se miran de Suárez a Ter Stegen para llegar a la soñada excelencia. Tiene un mérito extraordinario que después de diez años en la élite sepa adaptarse y sacrifique su brillo personal por las necesidades del equipo. Disfrutemos a tope con Messi porque nunca más veremos a un jugador de su capacidad y eficacia.

Cristiano Ronaldo no comparte la felicidad de Leo. Se fue de España cansado de la extorsión de Hacienda y no sabe muy bien donde se ha metido. Turín no es ni la sombra de Madrid y la Juve tampoco se puede comparar con el Real. Primer partido internacional con la Juventus y primera expulsión en Champions. Se siente perseguido. En el Madrid se le consentían muchas cosas por la camiseta que lucía. Un tirón de cabellos que podía ser perfectamente una amarilla, le costó una roja con lágrimas incluidas. CR7 las pasará canutas en Italia, su soberbia y egoísmo es mala tarjeta de presentación. Mas pronto que tarde añorará su rivalidad deportiva con Messi, a los 33 años ha comenzado el declive de su carrera. 

Por último, queremos hacer referencia a unas desafortunadas declaraciones de Griezmann en las que se ha pasado dos pueblos: “Ya puedo sentarme a la mesa de Messi y Cristiano”. El título de campeón del mundo se le ha subido a la cabeza. Griezmann es un gran jugador pero está lejos de los dos cracks con los que pretende compararse. El tiempo dirá si acertó quedándose en el Atlético, lo que está claro es que prefirió ser cabeza de ratón que cola de león.

Vamos a ser claros, rotundos, implacables. Messi, Ronaldo y Griezmann no solo comen en platos diferentes, sino en mesas separadas. Por talento, jerarquía y currículum. Son el Rey, el Príncipe y el Infante. Leo es el número uno indiscutible. Cristiano es un goleador excepcional. Y Antoine es un jugador que sigue creciendo pero todavía está lejos del trono. Por si fuera poco el valor personal, Messi se beneficia del factor colectivo. No es lo mismo jugar en el Camp Nou que en el Atlético y Cristiano pronto se dará cuenta que jugar en la Juve no le ayudará a marcar tantos goles como en el Madrid.