Un mayúsculo correctivo en Múnich

Saras, durante el partido ante el Bayern

Saras, durante el partido ante el Bayern / EFE

Nacho Solozabal

Nacho Solozabal

TRES DERROTAS SEGUIDAS. El Barça empieza a generar un poco de preocupación. Sin duda, las ausencias de piezas tan importantes como Davies o Mirotic no son fáciles de suplir, pero el equipo sigue ofreciendo desconexiones incomprensibles. Es difícil de entender que, tras unos primeros 20’ más que dignos, los blaugranas regresaran ausentes del vestuario. También hay que reconocer que el juego del Bayern no va nada bien al Barça. Pero la imagen de los jugadores de Saras fue pobre, muy pobre. La realidad es que los alemanes mostraron más ambición, carácter e ilusión. El parcial de 27-10 del tercer cuarto hace daño a la vista. Por otra parte, no es la primera vez que vemos que el equipo muta y se transforma en pocos minutos en un conjunto apático e irreconocible, que se pliega al juego del rival. Tres derrotas seguidas, sin ser una debacle, deberían hacer reflexionar a la plantilla. Y en dos de ellas, recibiendo 86 y 90 puntos. El técnico blaugrana siempre destaca la importancia de la defensa. Pero del dicho al hecho…

DESCONCIERTO ENTRE LOS JUGADORES. La sensación que transmitió el Barça fue la de un conjunto sin liderazgo ni ideas claras. Es cierto que en muchas ocasiones el cinco en pista fue atípico, de pocos centímetros y con piezas no habituales. Mientras, los alemanes son un conjunto con mucha energía, descaro y gran potencia física. En este escenario no hubo color. La velocidad, agresividad y acierto fueron del Bayern. Un jugador como Baldwin dominó el duelo cuándo y cómo quiso. Por parte blaugrana se sigue echando en falta un sustituto de Calathes. En los partidos de Euroliga, con una exigencia muy superior a la Liga Endesa, Hanga sufre en exceso. No sé si este déficit tendrá solución en breve. Por otra parte, aunque Smits hizo bastantes minutos de Mirotic, el hispanomontenegrino es insustituible. Pero más importante aún es recuperar el carácter colectivo cuando las situaciones se complican. Y que aparezca alguien, con galones o no, que lidere la reacción.