El mar de fondo de una peligrosa dimisión

Jordi Mestre dimitió ayer por sorpresa y sin ningún previo aviso, en una decisión inesperada y que no entraba en el guión

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Jordi Mestre ha dejado de ser vicepresidente del FC Barcelona / VALENTI ENRICH

Ernest Folch

Ernest Folch

Jordi Mestre dimitió ayer por sorpresa y sin ningún previo aviso, en una decisión inesperada y que no entraba en el guión. La prueba de que se trata de una renuncia abrupta y sobrevenida es que Mestre tenía previsto participar en la rueda de prensa de presentación de Frenkie De Jong de este mismo viernes. El club aducía ayer “motivos personales”para salir del paso, pero lo cierto es que la dimisión fulminante del vicepresidente deportivo en pleno mercado se debió a “profundas e irreconciliables discrepancias”, según fuentes cercanas, con sus compañeros de junta directiva del área deportiva.

No estamos pues ante un asunto menor sino delante de una probable inestabilidad institucional. Hay que recordar que Jordi Mestre era el mejor amigo del presidente Bartomeu dentro de la junta, y hombre de absoluta confianza: su fuga deja al presidente a la intemperie ante una junta molesta por un lado con los ejecutivos que, según ellos, amenazan su rol institucional y por el otro evidencia las discrepancias profundas que hay en estos momentos dentro de la junta sobre la secretaría técnica capitaneada por Pep Segura y el modelo Barça que algunos directivos consideran que se está abandonando a marchas forzadas.

El mar de fondo de la dimisión de Jordi Mestre es justamente la presión que ejercen algunos directivos para que la cantera recupere un papel mucho más activo y se de mucho más protagonismo a La Masia: no entienden muchos de los fichajes de los últimos años y creen que hay que volver a los orígenes. También hay molestias sobre la poca información que reciben de las grandes decisiones que afectan al área deportiva. Sin duda se agrieta el férreo control que Bartomeu tenía sobre su junta y se abre una crisis interna que, de no cerrarse rápidamente, puede tener consecuencias peligrosas, por el momento crítico de mercado en el que estamos.