El Maccabi fue más equipo en el Palau

El Barça anduvo justo de argumentos y perdió

El Barça anduvo justo de argumentos y perdió / VALENTÍ ENRICH

Nacho Solozabal

Nacho Solozabal

Una seriedad desconocida

El Maccabi lo bordó ante el Barça. Un marcador paupérrimo no refleja la emoción e intensidad con la que se disputó el duelo. Los jugadores israelitas jugaron como un equipo, serios y disciplinados, y con un enorme espíritu de sacrificio. Cualidades no habituales en ellos. La defensa fue la clave de todo. El técnico del Maccabi ordenó cambios en todos los bloqueos directos, algo que provocó desconcierto a la vez que colapsó el ataque blaugrana. Si la pelota llegaba a un interior del Barça llegaba el 2x1, y si se la jugaba un exterior aparecían un sinfín de ayudas.

También, esta defensa tuvo la virtud de no permitir triples fáciles a los de Saras y evitar así su habitual fluidez ofensiva. Para acabarlo de redondear, los interiores israelitas- Hunter y Bender- dominaron la pintura en forma de rebotes, ofensivos y defensivos, e intimidaron con seis tapones. El descontrol blaugrana se tradujo en una estadística insólita en asistencias, 11 frente a las 19 de su rival. Una noche aciaga, incómoda, en la que el Barça no supo nunca llevar la iniciativa.

El Barça tuvo pocos argumentos

No hay duda de que se echó en falta a Davies. Un jugador capaz de liderar a su equipo en juego, rebotes e intensidad. No fue la noche de Oriola, y aunque Pustovyi estuvo bien en ataque no capturó ningún rebote. Durante muchos minutos jugaron juntos Smits y Mirotic. Pocos centímetros. y escasa intimidación. El montenegrino hizo buenos números, pero no fue determinante.

La posición de base estuvo renqueante. Calathes jugó de forma intermitente, Bolmaro no participó, y a Hanga volvimos a verlo con muchas dudas. En general, el perímetro del Maccabi fue mucho más incisivo, listo y preparado para decidir.

De Heurtel poco más cabe decir. Suerte que Higgins se decidió a ejercer de líder, y los mejores minutos del Barça coincidieron con sus verticales 1x1, y su descaro desde el triple. Al final, fue un cara y cruz. Locura colectiva en los últimos minutos, muchos nervios, y más suerte para el equipo que con mayor ahínco buscó la victoria.

Una derrota en el Palau nunca es una buena noticia. El equipo necesita reaccionar. Son ya unos cuantos partidos en los que, aunque ganando, no acaba de convencer.