Leo Messi, corre, cúrate, anda

La lesión de Leo Messi empañó el triunfo del Barça

La lesión de Leo Messi empañó el triunfo del Barça. / AFP

E. Pérez de Rozas

E. Pérez de Rozas

Estaba, estoy, en Japón, concretamente en Motegi donde el prodigioso Marc Márquez, al que el mundo del deporte e, incluso, muchísimos de sus colegas de élite deberían de tener más en consideración pues va camino de convertirse en el Rafa Nadal de las motos por su imagen, títulos, sonrisas y bondad, ha añadido una gesta más a su tremendo palmarés a los 25 años, convirtiéndose en el haptacampeón de motociclismo más joven de la historia y, por supuesto, en el pentacampeón de MotoGP más precoz.

Bueno, digo, que estaba viendo el Barça-Sevilla en mi portátil a través (lo siento o no, pues aquí aman el béisbol y a Andrés Iniesta, pero ninguna TV da el partido del Barça) de una web pirata (o algo así debía ser) cuando, de pronto, ví caerse a Leo Messi y empecé a morder la almohada, pues eran más allá de las tres de la madrugada.

Y cuando oí por la radio (también por internet, claro) que se lo habían llevado a un hospital, pensé en que él había puesto en marcha hacía pocos días ¿verdad? ese proyecto tan maravilloso llamado SDJ Pediatric Cancer Center, en el Hospital Sant Joan de Déu, a través de su fundación.

No sé por qué asocie esas dos situaciones, experiencias, casos. Tal vez porque nunca se me olvidarán las palabras que un día me dijo el maravilloso doctor Josep Sánchez de Toledo, responsable de la Unidad de Oncología. Hematología y Tumores Cerebrales del Hospital Universitari Infantil del Vall d’Hebron. Nunca. “No hay nada mejor que añadir al tratamiento de estas enfermedades tan tremendas un punto de optimismo, un gesto de alegría y, sobre todo, un empujón para ofrecer ganas de luchar, de vivir. Todo suma”.

Cuando la medicina necesita ayuda para sanar a los niños, y no tan niños, todo cuenta, todo vale, todo sirve, todo empuja, todo cura. “Cuando, a veces, oigo -y no suelo reparar, no, en esas tertulias- cómo hablan algunos de Leo Messi, pienso qué injusta es la gente o, simplemente, qué fácil es hablar de alguien al que no conoces”, relata el doctor que fue elegido Català de l’Any en el 2012. “Yo he tenido a Messi ayudándome a sanar a un niño que se negaba a todo, incluso a comer y medicarse. Y lo he tenido encerrado un día en una habitación, sin que lo supiera nadie, para animar al chiquito. Y volver al día siguiente. Y al otro. Ignoro si iba o no a entrenarse, pero aquí sí venía, sí”.

No me hagan caso, pensé todo eso porque era la madrugada de Japón, un país demasiado perfecto para dejarte indiferente, un país donde, mientras acudíamos a las siete de la mañana de ayer domingo al circuito de Motegi y circulábamos por sus carreteras angostas, decenas y decenas de ciudadanos, sí, sí, a esa hora, salían de sus casas con bolsas de plástico y unas largas tenazas para recoger las colillas y papeles que había en las cunetas. Pues eso, en esa madrugada japonesa en la que, de pronto, te das cuenta que si se lesiona Leo Messi no duermes o te cuesta horrores conciliar el sueño, voy y me acuerdo del enorme, del gran, doctor Sánchez de Toledo y de lo mucho que ‘D10S’, ahora herido, ahora en la habitación de un hospital, ahora de baja, ahora recuperándose, le había ayudado a intentar sanar a un niño.

Nadie lo sabía, ni falta que hacía, pero “ignoro si iba o no a entrenarse, pero aquí sí venía, sí”.