Las lecciones de Mascherano y Arda

Mascherano, jugador del Barça

Mascherano, jugador del Barça / sport

Tomàs Andreu

Tomàs Andreu

Confieso que me entristece pensar que el primer ciclo de Mascherano en el FC Barcelona apura sus últimas horas. Y digo bien cuando hago referencia al primer ciclo porque estoy convencido de que Javier está llamado a ser un entrenador de primer nivel y, en consecuencia, futuro candidato más que cualificado a sentarse en el banquillo del Camp Nou.

Mascherano pertenece a ese selecto grupo de jugadores que dejan huella dentro y fuera del vestuario. Su aportación futbolística ha sido brillante y su ejemplo como persona y líder no deberían caer en saco roto.  Pocos cracks de importación han sido tan rentables como Mascherano. Bendito el día en el que Guardiola cambió de opinión y, finalmente, pidió que se aceleraran las negociaciones para la llegada del Jefecito.

Sin ánimo de ser ventajista, bien haría el barcelonismo en establecer una pequeña comparativa entre la figura de Mascherano y Arda Turan. No se trata de hacer sangre con la marcha del turco y rasgarse las vestiduras a la hora de recriminar a técnicos y directores deportivos por una operación desastrosa de principio a fin. Bastaría con aprender sendas lecciones: implantar de por vida la de Javier Mascherano y no repetir jamás la de Arda Turan.