Laporta da la cara y presume de gestión

Laporta, durante su comparecencia

Laporta fue citado por Tebas en su comparecencia / VALENTÍ ENRICH

Lluís Mascaró

Lluís Mascaró

Durante dos horas, en un ejercicio de transparencia y comunicación imposible en cualquier otro club, Laporta pasó un exhaustivo balance a la actualidad blaugrana. La fiscalización constante a la que se ve sometido el presidente del Barça no tiene parangón. Por eso es de agradecer que decida exponerse ante los medios de comunicación para contestar a todo tipo de preguntas. Incluso las más incómodas. No hubo tema, por polémico que fuera, que no obtuviera respuesta por parte de Laporta, que había preparado a fondo esta comparecencia pública con sus asesores más cercanos. El presidente se siente cómodo ante el micrófono. Su capacidad oratoria es impresionante: estuvo tres cuartos de hora analizando la situación del club desde el punto de vista deportivo, económico e institucional sin leer ni un apunte.

En este discurso inicial hizo una vehemente defensa de su gestión financiera (“Hemos salvado al Barça de la ruina”), elogió el trabajo de Xavi (“Lo está haciendo muy bien”) y, sobre todo, avaló el contrato con Limak para la construcción del Espai Barça (“El proceso de adjudicación ha sido ejemplar”). Luego, lógicamente, en el turno de preguntas habló del hipotético regreso de Messi y las polémicas declaraciones de su hermano Matías (”Sus palabras no afectan a la relación de Leo con el Barça”), de los problemas con el ‘fair play’ y el límite salarial (”Queremos bajarlo hasta los 470 millones”, le apuntó Mateu Alemany), de sus relaciones con Javier Tebas y LaLiga (”Nos aplica cada vez normas más restrictivas”) y, por supuesto, de todos los nombres propios que surgieron a lo largo de la rueda de prensa: Busquets, Ansu, Dembélé, Balde, el hijo de Ronaldinho, Vinicius y hasta Piqué y la Kings League.

Las respuestas de Laporta pueden gustar más o menos. Pueden convencer más o menos. Pueden ser cuestionadas más o menos. Pero el esfuerzo de pasarse dos horas sometido al interrogatorio de los periodistas merece un reconocimiento. Básicamente porque este control tan riguroso solo se produce en el Barça. Ningún otro presidente acepta este reto mayúsculo. Florentino Pérez, por poner un ejemplo, jamás se ha sometido a una sesión de evaluación tan exigente ante la opinión pública. Y eso que los medios de comunicación de Madrid son mucho más benévolos con el presidente blanco que los de Barcelona con el blaugrana. Esa es la grandeza del Barça: ser el club más democrático del mundo.