Koeman: un plan con y sin Messi

Koeman saluda a Messi al final del partido ante el Betis

Koeman saluda a Messi al final del partido ante el Betis / AFP

Gerard López

Gerard López

Entre un parón y el otro ha habido muchos partidos tanto de Liga como de Champions con diferente balance, pero la última semana nos deja una sensación positiva. En la Champions, está casi resuelto con tres victorias. Y en la Liga, con la victoria contra el Betis, acabas con una dinámica negativa de resultados que, sumado a la derrota del Madrid en Valencia, parece que todo vuelve a su cauce, a mirarse el futuro con optimismo.

Es un Barça de varias caras, con muchas alternativas para confeccionar el once que Koeman va cambiando, especialmente del centro del campo para arriba. Este dinamismo fomenta una competencia sana entre los jugadores, pero me sigue preocupando la falta de acierto en los metros finales, en convertir en gol la gran cantidad de ocasiones que el equipo genera.

Es una buena noticia porque si hay tantas ocasiones significa que la creación de la jugada es buena y que se llega arriba con mucha gente. Por otro lado, es un problema esta falta de acierto en los metros finales porque todos los partidos están abiertos. Ocurrió el miércoles contra el Dinamo de Kiev que el equipo, tras marcar, bajó la tensión hasta provocar que el rival te asustara en varias ocasiones y que Ter Stegen disipó. Y pasó contra el Betis en la que el equipo jugó una gran primera parte con el gol de Dembélé y, pudiendo ampliar el marcador (Ansu, Griezmann y Dembélé), el Betis empató antes de retirarse al descanso. Luego la figura de Leo Messi salió al rescate. Ya se ha repetido varias veces, y espero que no sea una dinámica habitual. Las muchas cosas que se hacen bien, deben quedar reflejadas en el marcador antes de que el rival reaccione.

Con Messi y sin Messi. El partido contra el Betis nos dejó una lectura importante. En la primera parte, sin Leo, se vio un Barça más coral, más colectivo, con mayor aportación de parte de todos porque la focalización de las jugadas ofensivas no está condicionada por la figura de Leo. Esto permitió que todos crecieran de forma colectiva, con especial atención a la figura de Dembélé, completamente abierto a la banda. Hacía mucho que no lo veíamos como un extremo puro, acostumbrados como estábamos a que se abriera para que subieran los laterales. Dembélé jugó más abierto y Roberto hizo un mejor balance ofensivo. La presencia de Dembélé pegado a la banda provocó que la defensa del Betis estuviera más abierta lo que facilitó las entradas de Ansu, Griezmann y Pedri. Se jugó muy bien pero se falló en los metros finales.

Tras el descanso y con la lesión de Ansu, el Barça volvió a los orígenes, con mucho juego por dentro y con las subidas de los laterales (Alba y Roberto) quienes acabaron dando las asistencias de tres goles. El equipo volvió a jugar por dentro.

Fue interesante el cambio de Koeman, tanto en la aportación de los jugadores en la primera parte como el juego sublime de Leo en la segunda, por su ‘no pase’ a Griezmann fue una maravilla, por la capacidad de definir en la última jugada pero sobre todo por su gran capacidad de generar por dentro. Sin Leo, hubo más amplitud porque Dembélé y Pedri jugaron pegados a la banda en su pierna natural. Cuando juegas a pierna cambiada, el juego siempre es por dentro y los laterales suben. Cuando juegas a pierna natural, el juego es más abierto. Tácticamente fue bonito ver el cambio entre un Barça y el otro.