Iniesta: cuando te vayas te echaremos de menos

Recuerdo una conversación que tuve con Sandro Rosell en 2003 cuando entró a formar parte de la directiva del FC Barcelona como vicepresidente deportivo de la junta de Joan Laporta: “Tenemos que conseguir que los grandes jugadores del club, como ocurría antes, se retiren con la camiseta del Barça”. Se refería a los Migueli, Rexach, Sadurní... Le dolía que la entidad azulgrana fuera incapaz de retener a  sus ídolos. No le faltaba razón. Los pilares del Dream Team, como Guardiola, Bakero, Zubizarreta, Koeman, y tantos otros, decidieron continuar sus carreras futbolísticas en otros lares.  Después, con el paso de los años, Ronaldinho, incluso Xavi...

 Es sumamente difícil que un futbolista de élite complete todo su periplo deportivo en un solo club. El nivel de exigencia en los grandes equipos es tan brutal (he ahí el caso de Iker Casillas) que provoca que solamente se mantengan aquellos jugadores que, físicamente, son capaces de aguantarlo. Iniesta tiene todos los números para convertirse en ese ejemplo del que hablaba Sandro Rosell. Nunca sabremos si Carles Puyol se hubiera retirado en el Barça de no mediar su lesión, pero parece meridianamente claro que Iniesta no se irá a conocer otras ligas, otras culturas ni a engordar su cuenta corriente. ¿Y Leo Messi? Ocurra lo que ocurra en los años venideros, sería muy hermoso que un niño que entró en La Masia con 12 años colgara sus botas en el Camp Nou después de una irrepetible trayectoria repleta de éxitos, títulos... y un comportamiento intachable.

Será el día que los culés podrán decir, con razón inequívoca, que se va un símbolo. Un mito. Y lo que vale para Iniesta también sirve para Leo Messi, Piqué o Sergio Busquets. Recuerdo que incluso el que llegó a ser santo y seña del madridismo, Butragueño, se fue a México a gozar de un dulce y rico retiro.