El gol del cojo y la bendición del VAR

Amén. Arrasó el Barça sin Messi y cuando D10S regresó, perdió ante un rival que le superó y vacunó en cuatro ocasiones. Vivir para ver. El Betis pareció el Barça y el Barça jugó a ser el Betis. Al final de la película, debate al calor del resultado. Valverde, haca días un héroe, volvía a ser acusado de traicionar el ADN del Barça. Y Setién, que esta semana había sido seriamente discutido en Heliópolis, salía del Camp Nou con capa de superhéroe. En el templo del culto a la pelota, triunfó el modelo de Setién, un fundamentalista de la posesión. En el lado menos soleado de la realidad, alzó la voz Arturo Vidal para, entre tanto resultadismo y tanto debate sobre el estilo, poner un poco de cordura: “Ningún equipo debería venir al Camp Nou y hacer cuatro goles, salvo el Barça”. Amén.

Dicen que nunca se rinde. Y lo dicen por algo. Sufrió lo indecible el Sevilla en un choque eléctrico ante el Espanyol de Rubi, que tiene trazas de buen equipo, pero los guerreros de Nervión le dieron vuelta. Primero con un frentazo de Mercado y después, con un toque de sutileza de Ben Yedder. En esta Liga absolutamente loca, sin dueño, el equipo de Machín presenta candidatura. No tiene ni el nombre ni el presupuesto de los gigantes del campeonato, pero sí su gen ganador. Y eso vale oro.

El gol del cojo. De primero de cholismo: Diego Godín se rompió. Cruzó la mirada con el Cholo, se fue de delantero centro, tiró de épica y anotó el gol del triunfo. Su ejemplo individual fue la radiografía colectiva de este Atleti: camiseta y sudor. Su tanto, anulado por presunto fuera de juego, reclamó la aparición del VAR y finalmente subió al marcador. Sí, el VAR no acabará con la polémica, pero hace del fútbol un deporte más justo. Pregunten por Valencia. El árbitro no apreció un penalti de libro a Gameiro, pero el VAR delató, el árbitro señaló los once metros y Parejo dio a Marcelino la paz de una triunfo que se resistía. Bendito seas, VAR.