F.C.A. (Futbol Club Autoengaños)

PSG

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Ernest Folch

Ernest Folch

Es falso que la decadencia europea del Barça empezara en la debacle de Roma. La noche funesta del Estadio Olímpico aceleró un proceso que, con la feliz excepción de la Champions de Berlín, ya había empezado con el durísimo 0-7 global del Barça de Tito ante el Bayern, continuó con la eliminación del Tata y siguió con los desastres de París y Turín (Luis Enrique), Roma y Liverpool (Valverde), el 2-8 de Lisboa (Setién) y el 1- 4 ante el PSG (Koeman). Todas, excepto paradójicamente la del Tata, caídas sonrojantes y muy dolorosas. Es decir, la dimisión del Barça en Europa es un hecho estructural que viene del 2013, y que a pesar de que tiene causas son multifactoriales, el denominador común a todas ellas es que el club se autoengañó después de cada varapalo y perpetró una patada hacia delante para no tener que afrontar ninguna dolorosa autocrítica.

Como ya es habitual, las diferentes facciones tribales del Barça han aprovechado la dolorosa derrota ante el PSG para hacer las lecturas ideológicas que mejor les convienen: que si es culpa del estilo (solo lo dicen cuando se pierde), que si es culpa del físico (solo lo dicen cuando se pierde), que si este o aquel candidato son la solución o la perdición (solo lo dicen cuando se pierde). Todas estas teorías solo se hacen con el propósito de vengarse de la tribu contraria, y a estas alturas carecen de interés, básicamente porque se refieren al pasado, contra el que ya nada se puede hacer (desgraciadamente). La cuestión central, ahora mismo, es qué podrá hacer el candidato ganador y, antes de nada, cómo se lo contará a la masa social.

Porque, por una vez, el socio y aficionado del Barça se merece que le digan la puñetera verdad a la cara. Por ejemplo, que no habrá dinero para fichar más de uno o dos jugadores (probablemente de segunda fila). O que habrá que tener infinita paciencia con los jóvenes. O que no se actuará con el cortoplacismo de los últimos años, y que recoser la plantilla va a ser un proceso largo. O que el club estará fuera de la élite europea uno, dos o tres años más como mínimo. O que habrá que debatir si se juega en Montjuïc un par de años porque es más rápido y más barato. O que quizás hay que prescindir de alguna sección si se quiere tener un equipo de fútbol competitivo.

En campaña más de un candidato, suponemos que por miedo a perder votos, se ha dedicado a decir cosas como que en el Barça no hay temporadas de transición y que aspiraba a todo, también en este curso en el que era evidente que no se podía. Basta ya de autoengaños colectivos, de los que todos hemos sido cómplices. La ventaja es que el peor momento deportivo de los últimos quince años coincide con unas elecciones, algo que permitirá al presidente electo poder decirnos la verdad, por una vez, con total tranquilidad. Ha llegado el momento que al socio del Barça se le trate por fin como a una persona adulta.