El estrambótico verano del Real Madrid

Florentino Pérez, presidente del Real Madrid

Florentino Pérez, presidente del Real Madrid / EFE

Ernest Folch

Ernest Folch

Es sabido que de manera imprevista el Madrid entró en una sorprendente combustión tras la exitosa consecución de la Champions: se fueron Zidane y Cristiano y se fichó a Lopetegui, después de entrar en La Roja como un elefante en una cacharrería. Se suponía que, por fin, y tras unos años de sequía, Florentino volvería a las andadas y activaría su maquinaria de fichajes mediáticos. Así lo anunciaba el poderoso entorno del presidente, que suele lanzar los mensajes trascendentes por persona interpuesta.

Primero lo intentó con los entrenadores, pero recibió el ‘No’ primero de Pochettino y luego de Löw, Allegri y Conte, que se sepa. Luego ha amagado con ir a por un jugador ‘franquicia’ que hiciera el rol de Cristiano, pero se ha encontrado con el muro imposible del PSG, que ni siquiera se ha sentado a hablar sobre Neymar y Mbappé, y la imposibilidad de contratar a Hazard. De repente, anunció el fichaje de Courtois a bombo y platillo, pero justamente para la única posición indiscutible, la de portero, que ocupa un Keylor Navas venerado por la afición: el resultado es que de momento el portero belga ha visto los tres primeros partidos oficiales desde el banquillo. Y a escasos días de cerrar el mercado, el Sevilla desvela que el club blanco le dinamita el fichaje de Mariano para quedárselo en propiedad.

Pocas veces se ha visto al Madrid actuando con tanta improvisación, como si la dirección deportiva-presidencial fuera por un lado y el entrenador por otro. Dicho esto, el barcelonismo hará bien en no subestimar a su eterno rival, que contra el Girona mostró que la ‘BBA’ (Bale, Benzema y Asensio) puede ser menos mediática pero mucho más efectiva y temible que aquella ‘BBC’ tan cacareada. Efectivamente, el verano del Real Madrid está siendo estrambótico, pero mucho ojo con los efectos ópticos que produce el fútbol. Pocas veces se ve en el mes de mayo lo que parecía en agosto, y viceversa.