Un equipo con Messi

Hace unas semanas atrás estábamos todos en shock por el anuncio de Leo notificando que dejaba el Barça por otro equipo. Aquel Messi al que todos imaginamos que un día diría adiós al fútbol vestido de azulgrana nos desconcertaba diciendo que se marchaba y que aquí nos quedábamos con nuestros líos. Luego ha pasado lo que todos sabemos, que allá donde sus abogados y su entorno dijeron “digo” ahora le aconsejaron que dijera “Diego” y aquí no ha pasado nada.

Raro, raro, raro. Porque ahora para algunos el Barça ha pasado de ser el equipo de Messi al equipo en el que juega Messi, que es un matiz que tiene más enjundia de la que aparentemente parece. No sabemos si este Barça será el mismo de las últimas temporadas, o si tal vez dejará de ser tanto el de Messi y pasará a ser el de un conjunto más homogéneo que tiene al mejor. Si así fuera, algún jugador saldría ganando con ello porque se vería algo más suelto en el campo y siendo un poco más él. No sé si me entienden.

Algún jugador no le iría mal dejarse de sentir tan presionado por la indiscutible figura del crack. A lo largo de los años les ha ocurrido a unos cuantos. La mayoría ya no están, se tuvieron que marchar eclipsados por el indiscutible talento, el incuestionable magnetismo que Leo ejerce sobre el juego de los demás dentro y fuera del terreno. La aportación de Messi al Barça ha sido tan incontestable que nadie ha dicho ni mu aun sabiendo que muchos, a su lado, han perdido el brillo con el cual llegaron.

Digo algunos, no todos. Messi es el mejor jugador del mundo con mucha diferencia; y esa diferencia con sus compañeros se evidencia en cada entrenamiento. Los entrenadores lo captan desde el primer día y eso le otorga al crack carta blanca para lo que haga falta. Esta temporada suspiro por ver al Messi de siempre; no tengo ninguna duda de su intachable compromiso, pero también me encantaría verle ayudando a las jóvenes incorporaciones para que desarrollen con juego, con descaro y sin achiques las virtudes por las que han sido fichados.