Un entrenador para el Barça

El entrenador del FC Barcelona Quique Setién

El entrenador del FC Barcelona Quique Setién / VALENTÍ ENRICH

Joan Mª Batlle

Joan Mª Batlle

Que Quique Setién está en la cuerda floja, es algo que no se puede negar. Se puede disimular, pero no esconder cuando pesos pesados del Barcelona le han señalado directamente. Primero Luis Suárez: "para esto están los entrenadores"; luego, el mismísimo Messi: "desde enero las cosas se han hecho mal". Incluso ayer mismo, ya con la tregua acordada hasta ver qué pasa con la Champions, Arturo Vidal recordó que "el club deberá elegir si sigue con el mismo entrenador"... Pues eso, que Setién lo tiene muy mal para seguir y si la Champions no lo remedia, que es difícil pero no imposible, el propio presidente que ahora le avala será el primero en dejarle caer para intentar no salir del Camp Nou en el mismo globo que él. 

El sustituto 

El problema es el sustituto. En estos momentos, solo hay un nombre que genera consenso e ilusiona y da confianza a la afición: Xavi Hernández. Es un absoluto acto de fe, pero es así, porque aquí ya todo el mundo se agarra a la repetición del milagro Guardiola. Xavi es puro Barça, genuino ADN azulgrana, y eso es lo que vale. Pero Xavi no vendrá con Bartomeu, no solo porque sea Bartomeu, que puede que también, sino porque es el último año de una directiva y un estilo de gestión que, a día de hoy, no tiene ninguna posibilidad de continuidad. Xavi se esperará un año, se pondrá a disposición del Barça y entrará con plenos poderes con la nueva Junta.

Pero mientras tanto, algo habrá que hacer y la cosa está complicada. Parece mentira, pero nadie con cara y ojos quiere venir por un año, sin duda porque perciben el fin de un ciclo y saben que llegarían en un momento de debilidad. En enero, Setién fue la última opción y ahora se repetiría la historia porque estamos igual o peor que entonces. En enero se improvisó y por eso salió mal. Y ahora se volverá a improvisar, porque no hay nada previsto, y vendrá otro que esté en el paro y se agarre a un clavo ardiendo, Laurent Blanc, por ejemplo. Otro entrenador menor, mal asunto. Y es que un cambio de entrenador no se puede improvisar ni estar marcado por el pecado original de la provisionalidad que se vive ahora mismo en el club. 

La clave: el drama es que en enero se improvisó con Setién y ahora se volvería a improvisar