Entonces, ¿rotamos o no rotamos?

Sergio Busquets disputa un balón con Cristhian Stuani

Sergio Busquets disputa un balón con Cristhian Stuani / DAVID RAMÍREZ

Joan Mª Batlle

Joan Mª Batlle

Muy pronto empezamos con las dudas sobre las rotaciones. Dudas sobre la efectividad, que no sobre el concepto, entiéndanme. Pero es que los resultados nos empujan hacia la inquietud. Valverde ha recurrido al banquillo en las dos últimas jornadas de Liga y, circunstancias al margen como lo es la expulsión de Lenglet contra el Girona, pero también las dos cantadas de Rulli ante la Real Sociedad, hay razones para sentirse preocupados.

La cuestión es que en ninguno de los dos partidos el equipo jugó bien, que en ambos encuentros Valverde centró las rotaciones en el centro del campo y que las dos veces tuvo que recular en las segundas partes para que Busquets, Coutinho y Rakitic rescataran al equipo del marcador en contra. Es decir, que ni Rafinha, Sergi Roberto, Arthur y Vidal dan un respiro a la sala de máquinas.

la gran duda

En esta disyuntiva nos encontramos cuando llega una semana de tres partidos que realmente pueden marcar diferencias. En la Liga, el Barça lo tiene, a priori, más fácil con el Leganés y el Athletic que el Madrid con el Sevilla y el Atlético. Y en la Champions, la cita del miércoles con el Tottenham es clave para encaminar bien, o complicarse, la clasificación.

Así que el partido de esta noche en Leganés es una clarísima tentación para hacer unas cuantas rotaciones. Pero, claro, visto lo visto es normal que a muchos barcelonistas les asuste la sola mención de la palabreja. Tal vez habría que escoger mejor las demarcaciones y los hombres a rotar. Cambiar el 66% del centro del campo seguramente es demasiado.

En la defensa, que además se está mostrando particularmente débil, sin Lenglet solo queda Vermaelen para dar respiro a Piqué o Umtiti, y Alba, que lo ha jugado todo, no tiene sustituto.

Y en el ataque, quién se atreve con Suárez o Messi? Entonces, ¿rotamos o no rotamos? Creo que está claro que sí, que hay que llegar al Tottenham y al Valencia, Sevilla, Inter y Madrid, que vienen después, con los titulares al cien por cien, pero la gran duda, que además ofende mucho, es la calidad de los suplentes.