La diferencia

Pues sí, Leo Messi, la diferencia. Entre tanta igualdad, el Balón de Oro

El delantero argentino de Barcelona, Lionel Messi, reacciona después de ganar el trofeo de Balón de Oro Francia Fútbol 2019 en el Teatro Chatelet de París.

El delantero argentino de Barcelona, Lionel Messi, reacciona después de ganar el trofeo de Balón de Oro Francia Fútbol 2019 en el Teatro Chatelet de París. / Franck Fife (AFP)

Xavi Torres

Xavi Torres

A pesar de que los entrenadores valoran de manera prioritaria los éxitos en las Ligas domésticas -por aquello de la regularidad en el trabajo durante diez meses- las emociones en el fútbol caminan hacia otra dirección: tanto los aficionados como los futbolistas sueñan con la Liga de Campeones. Sucede que los seguidores de algunos clubes se han hartado de ganar la Liga, la Bundesliga, la Ligue 1 o la Serie A y aspiran a levantar la copa orejuda. Incluso en la Premier, tan suya para casi todo, tras dos años de éxitos locales el Manchester City empieza a buscar nuevos objetivos. La Champions es la Champions.

Pero solo uno puede ganarla. El Real Madrid la quiere. Y el Bayern, el PSG y la Juventus. Y el equipo de Guardiola. Y el Barça, claro. Parece que el Liverpool, el actual campeón, es el único capaz de priorizar su Liga a Europa. Se entiende: hace 30 años que no la consigue. En este escenario parece difícil observar un candidato superior al resto. El Madrid de Zidane ya ha demostrado que es capaz de ganar sin proponer mucho más que los demás; el Bayern es una montaña rusa, persiguiendo su identidad -cuarto clasificado en Alemania- pero exhibiendo los goles de Lewandowski; del PSG, vaya usted a saber si a Neymar y compañía les da por dejarse de tonterías y jugar al fútbol; sobre la voracidad de Cristiano Ronaldo y su Juventus, todo dicho año tras año; del City, con media Liga perdida, el foco es evidente… Sin duda, una competición impresionante.

Todos estos grandes clubes saben que los demás aspirantes no juegan mejor que ellos. Si acaso, igual que ellos. La Europa futbolística camina sin dictaduras hecho que permite, desde la manifiesta igualdad colectiva, el sueño de tantos y tantos aficionados. Sin embargo, aceptando la premisa, no hay ningún seguidor -ni tampoco, futbolista- que desee el emparejamiento con el Barcelona en las eliminatorias del KO. ¿La razón? Pues sí, Leo Messi, la diferencia. Entre tanta igualdad, el Balón de Oro. O mejor, el seis veces Balón de Oro. Su talento ya ha superado, en estos momentos, el gigantesco impacto que pueda provocar un equipo como el Barça.

A pesar de ello, la reciente historia del fútbol demuestra que hace falta algo más que un futbolista para ganar la Liga de Campeones. El club azulgrana, a pesar de su extensa nómina de excelentes futbolistas, sigue jugando con fuego. Golpearse en las áreas tiene su riesgo. En el Wanda, el Atlético comprobó que, a veces, al Barça le basta con Ter Stegen y Messi. Hay otros clubes, en Europa, que han demostrado lo contrario. El Barcelona tiene tiempo para crecer en lo colectivo para tratar de imponer su ley. Su sexta Liga de Campeones sigue esperándole.