Dembélé se va soltando

Ante el Espanyol debutó Ousmane Dembélé saliendo desde el banquillo y fueron suficientes los veinte minutos que le dio Ernesto Valverde para poder ver que el aspecto que tiene de tímido y callado lo traslada también al terreno de juego, un juego sin estridencias pero efectivo. Las mejores bazas del francés son la velocidad y el regate, pero el catálogo de este segundo recurso lo guardó para más adelante. Le fue suficiente con apretar el acelerador para dar una asistencia a Luis Suárez que el uruguayo celebró por los dos. Se alegró del gol que se le resistía al ‘9’ del 

Barça y corrió a abrazar a Dembélé. Seguro que si Ousmane sigue poniendo esos centros el gran beneficiado será el uruguayo. Todo apunta a que Dembélé saldrá de inicio ante la Juventus de Turín. El francés cuenta con el beneplácito de la afición y nadie le va a pedir peras al olmo esperando que decida partidos en el minuto 1, para eso ya tenemos a uno que lo hace como los ángeles y ha demostrado estar en plena forma. Seguro que poco a poco va saliendo del caparazón y como apuntó Robert, “se va soltando”. No hay prisa, tiene solo 20 años y aunque llega con un cartel encima con su precio de 105 millones de euros de momento solo nos ha dado motivos para fijarnos en su asistencia a Suárez y su buen hacer discreto en el campo. A primera vista se ve que no es Neymar, no besa a las cámaras en cuanto las ve y cuesta sacarle una foto en la que sonría de oreja a oreja, pero ya dijo el presidente que no buscaban un recambio exacto del brasileño. Hay que ver a Dembélé como a una especie de cirujano. Ha llegado a hacer un trabajo de precisión, irse de los futbolistas y servir el balón de la mejor manera posible a Leo Messi y 

Luis Suárez. No es un mal trabajo intentar hacer feliz al mejor futbolista del mundo. Seguro que los abrazos que le dieron el uruguayo y el argentino en el campo no son los últimos. 

Bienvenido Dembélé al tridente del Barça.