Dejen de usar el nombre de Messi en vano

La filtración del contrato de Messi sigue sin aclararse

La filtración del contrato de Messi sigue sin aclararse / JAVI FERRÁNDIZ

Lluís Mascaró

Lluís Mascaró

Dejen en paz a Messi. Todos. Los de aquí. Y los de allí. Dejen de hacer insinuaciones. Dejen de hacer cábalas. Dejen de hablar de lo que no saben. Dejen de utilizar su nombre en vano. Dejen de especular. Dejen de molestar. Dejen de interpretar. Dejen de manipular. Dejen de perturbar. Dejen que decida su futuro sin más presiones. Sin más sobresaltos. Se lo merece. Se lo ha ganado. Messi es el mejor futbolista del mundo. Y de la historia. Lo ha demostrado a lo largo de más de quince años. Y lo sigue demostrando cada día. En cada partido. Como hizo el miércoles en Granada. No marcó, pero de su cabeza privilegiada y de sus botas mágicas nacieron los cinco goles que propiciaron la remontada épica del Barça en la Copa. Messi es tan grande que se merece un enorme respeto. De todos. Insisto: sobre todo de sus amigos y, también, de sus ‘enemigos’. Nadie, absolutamente nadie, tiene el derecho a decidir por Messi. Ni siquiera a intentarlo. 

Messi está profundamente molesto por todo el ruido que se está generando en torno a su futuro. Ya dejó claro que tomará una decisión a final de temporada, después de hablar con el nuevo presidente y valorar cómo ha ido la campaña. Es lo más lógico. Lo más sensato. Tras la marcha de Bartomeu (cuya tóxica relación era irreconciliable) y la buena conexión futbolística y personal con Koeman, Messi se siente ahora mucho más cómodo. Aunque haya quien insista en desestabilizarlo. Por ejemplo, filtrando intencionadamente su multimillonario contrato para perjudicar su imagen. Sin conseguirlo, por cierto. Aún así, Leo quiere reflexionar profundamente sobre la recta final de su carrera deportiva. Y quiere hacerlo sin estridencias. Valorándolo absolutamente todo. Lo bueno, lo malo y lo regular de seguir en el Barça. O de irse a otro club. Todo lo que se dice desde París le molesta. Y lo que se dice desde Barcelona, también. Porque se siente utilizado. Y eso duele. Mucho. Por eso ha dicho basta. Pide respeto. Solo respeto. Insisto: se lo merece. Se lo ha ganado.