Crisis de futuro en el Barça, el presente es peor que el pasado

Temporada decepcionante. Sin paliativos. Fueron de más a menos

Valverde consuela a Lenglet después de la final de la Copa del Rey

Valverde consuela a Lenglet después de la final de la Copa del Rey / AFP

J.Mª Casanovas

J.Mª Casanovas

Temporada decepcionante. Sin paliativos. Fueron de más a menos. El fracaso de Liverpool y la impotencia de Sevilla eclipsan de mala manera el título de Liga. Perder dos títulos en quince días deja un sabor amargo y la confirmación de que no han cubierto las expectativas. Peor que el año anterior. Es el momento de dar las notas de final de temporada. Con criterio justo, con mentalidad constructiva, sin engañar a nadie. Para un equipo como el Barça, con más de 900 millones de presupuesto, con  el mejor jugador del mundo, con una inversión multimillonaria en fichajes, con un prestigio que le obliga a ser ambicioso, ganar solo la Liga está bien pero no es suficiente. No merecen más que el aprobado. No han llegado al notable que hubiese sido el doblete y quedan lejos del sobresaliente del triplete. 

Unas notas que no satisfacen a nadie, comenzando por jugadores, directiva y entrenador. Menos todavía a los aficionados barcelonistas que esperaban mucho más. Ahora toca a la prensa analizar la cruda realidad, exigir que se tomen medidas para cambiar la sinergia negativa en la que se ha caído. Esto es una crisis de futuro. ¿Por qué? Porque el pasado es mejor que el presente y si no se toman medidas adecuadas, el futuro puede ser incluso peor. Con este mal panorama encima de la mesa Bartomeu y su junta no pueden esconder la cabeza, la política de dejar enfriar los problemas se ha demostrado nefasta para los intereses del club. 

Tres conclusiones merecen destacarse en este momento crítico: 

1) Las ‘vacas sagradas’ se han hecho mayores y su rendimiento acusa el paso de los años. Evidente e incuestionable.

2) No se puede confiar a que todo lo resuelva Messi. Es un genio pero el fútbol es un deporte de equipo.

3) Es un error seguir con la inercia del pasado, toca iniciar un nuevo proyecto. Antes hay que hacer autocrítica, analizar a fondo las causas del problema y tomar medidas duras, aunque signifique cortar cabezas. 

Valverde no es el único ni el gran culpable, pero tiene mucha responsabilidad en lo sucedido. Ahora hay que saber si tiene estrategia, recursos y capacidad para cambiar el rumbo de su gestión. No basta con ser buena persona y tener el apoyo de los jugadores para seguir. Ha vivido dos años del proyecto que creó Guardiola y desarrolló Luis Enrique. Se acabó la inercia. Hay que trazar un nuevo plan deportivo y fichar en consecuencia. No basta con traer nombres famosos, cromos del estilo Coutinho. Hace falta diseñar un proyecto ilusionante que aproveche la experiencia y talento de Messi, pero esto necesita un entrenador que sea mucho más que un continuista.

El Barça está en una coyuntura donde no valen medias tintas ni apaños. Difícil para una directiva que sabe poco de fútbol y entiende el equipo como si fuera un producto de marketing. No se puede seguir con una dinámica donde el vestuario manda por encima de la directiva y el entrenador. Si Bartomeu mantienen a Valverde contra viento y marea se quedará sin paraguas, será el culpable de su continuidad si las cosas van mal. No es fácil encontrar un entrenador para el Barça en este momento crucial, pero el temor a pensar que lo de este año se puede repetir el que viene es una cruz muy pesada para Valverde por mucho que lo defienda Bartomeu con mas voluntad que criterio.