No todo es casualidad
La máxima competición europea ya tiene campeón. El Chelsea se alzó este sábado con la Champions League y, a mi entender, mucha ‘culpa’ de ello la tiene Thomas Tuchel. La importancia de un buen entrenador, capaz de levantar un equipo en horas bajas, ha quedado evidenciada tras ver lo que ha conseguido este año con el club inglés. La tarea que se le encomendó a su llegada no era fácil, pero ha sido capaz de llevar a cabo una auténtica reconstrucción después de varias temporadas no demasiado buenas para los ‘Blues’. Ahora, tras una estrategia brillante, está recogiendo sus frutos.
Es verdad que está en un club económicamente fuerte y que este verano se invirtió casi 250 millones de euros en fichajes, pero no es menos cierto que nadie puede discutirle el mérito. El alemán es la pieza fundamental del proyecto y ha hecho un trabajo espectacular apostando por una buena mezcla de jugadores jóvenes con futbolistas ya contrastados. Pero, sobre todo, ha sido capaz de darle al equipo una versatilidad y un dinamismo tremendamente interesante que lo ha convertido en un rival muy difícil de analizar para sus oponentes. (Y si no que se lo pregunten a Pep Guardiola, que este año ha caído derrotado ante él ni más ni menos que en tres ocasiones). Es verdad que está en un club económicamente fuerte y que este verano se invirtió casi 250 millones de euros en fichajes, pero no es menos cierto que nadie puede discutirle el mérito.
El alemán es la pieza fundamental del proyecto y ha hecho un trabajo espectacular apostando por una buena mezcla de jugadores jóvenes con futbolistas ya contrastados. Pero, sobre todo, ha sido capaz de darle al equipo una versatilidad y un dinamismo tremendamente interesante que lo ha convertido en un rival muy difícil de analizar para sus oponentes. (Y si no que se lo pregunten a Pep Guardiola, que este año ha caído derrotado ante él ni más ni menos que en tres ocasiones). Por eso, nada es casualidad. Lo que ahora mismo está cosechando el Chelsea es un premio a la buena toma de decisiones.
Decisiones, por cierto, a veces arriesgadas pues Tuchel también ha sabido recuperar a jugadores cuestionados como Kai Havertz. Su compatriota ha tenido largos períodos de sequía y el cartel de ‘fichaje más caro de la historia del Chelsea’ parecía pesarle más de la cuenta. Sin embargo, el técnico supo darle la confianza que necesitaba y éste se lo recompensó con un gol en la final de Oporto.
Ahí se demuestra que Tuchel no solo es exigente y bueno tácticamente, sino que también es noble y cercano con los jugadores. En definitiva, nos encontramos ante un entrenador que, de manera exprés, ha sabido ensamblar con maestría todas las piezas que tenía a su alcance para devolver al Chelsea a la élite europea. Pero, insisto, nada es casualidad. Con el buen criterio que caracteriza a los alemanes, Tuchel ha demostrado que la figura del entrenador es más importante de lo que muchos creen y que las elecciones no se deben de tomar con prisa, pero sí con firmeza. Este es el tipo de técnicos que cambian el devenir de los equipos. Suerte la del Chelsea de poder contar con él.
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