Cargos de conciencia

¡El Barça manda al Espanyol a Segunda división! (ES)

¡El Barça manda al Espanyol a Segunda división!

Carme Barceló

Carme Barceló

Dijo Rufete que tenía la agenda cargada y que no le daba la vida para hacer la foto oficial del derbi en el Camp Nou. Sin dudar de sus compromisos, tampoco parece que le apeteciera demasiado pisar dos veces en veinticuatro horas un escenario en el que todo apuntaba que el Espanyol diría adiós a la Primera División. Eso sí que es un cargo, pero de conciencia, para los que dirigen este histórico club. La tragedia se consumó, cuatro gatos se fueron a celebrarlo a Canaletes, hubo fiestecilla pirotécnica y aquí ni paz ni después, gloria.

A Setién se le empieza a cargar alguna otra cosa y no es precisamente la agenda. Entre las campañas del exterior, los entornos que se ceban en la figura del técnico y algunos jugadores que no se esconden a la hora de ignorarlo, el entrenador ha sacado las malas pulgas en un par de ocasiones y me da a mí que este final de Liga va a seguir cargando los tinteros. Los del club y los de fuera. La sensación que da Setién en los últimos tiempos es que, a pesar del sueño cumplido, con las vacas tampoco se estaba tan mal. A su “vamos a pasarlo bien” que tanto ilusionó a su llegada se ha sumado un ‘pocas veces y si me dejan’. El partido de babero ante el Villarreal, de lo mejorcito que he visto en los dos últimos años, dio alas de forma momentánea para acabar planeando en vuelo bajo frente al Espanyol. Si descafeinado ya era el derby, acabaron de echarle agua al vino con noventa minutos cargados de tedio y pesadez. 

Quien más, quien menos tiene lo suyo, porque el Real Madrid está tenso ante el ‘caso Jovic’, destapado por el programa ‘Jugones’ y el susto de Vinicius. Si el fútbol es de los listos, el primero no pasa el corte. Tampoco el juego de los blancos, que encomienda su espíritu a Benzema y a Ramos, es para tirar cohetes pero muy probablemente se llevará esta Liga gracias al despropósito ajeno y no a las cualidades propias. Una pesada carga, la del mal juego, que ha castigado a todos los aficionados de esta competición. Aquí sí que la agenda está plagada de huecos.