Bartomeu no debe cometer el mismo error que cometió Laporta
Con sus detractores y defensores, con sus virtudes y con sus defectos, con sus aciertos y errores, es incuestionable que a Joan Laporta hay que considerarlo como uno de los presidentes más importantes en la centenaria historia del FC Barcelona.
Sin entrar a valorar la globalidad de su gestión, porque no es el motivo de este artículo y daría para muchos capítulos, Laporta, ahora que parece ser el Santo Grial, ha sido el presidente que más Champions League ha levantado: dos.
A pesar de haber concluido su mandato en junio de 2010 con dos Ligas consecutivas, y de dejar vivo el legado del mejor Barça de todos los tiempos de la mano de Pep Guardiola y su ‘sextete’, Laporta cometió un grave error de cálculo: no supo preparar ni articular su sucesión incluso teniendo todo el viento a su favor. No solamente la candidatura de Sandro Rosell le adelantó por su izquierda a una velocidad de crucero, es que el continuista de aquella junta directiva, Jaume Ferrer, quedó último en la contienda electoral.
Laporta eligió a su delfín excesivamente tarde: Xavier Sala i Martín. Y esa elección provocó un ‘alzamiento de armas’ dentro de la junta. No tuvo más remedio que rectificar y cambiar al economista por Alfons Godall, otro hombre fuerte de su junta. Sin embargo, al bueno de Godall no se le ocurrió otra cosa que echar mano de Ferran Soriano para su proyecto y Laporta vino a decir algo así como “por encima de mi cadáver”. Finalmente, el marrón recayó sobre los hombros de Jaume Ferrer y la cosa acabó como acabó. Nunca una mano de naipes tan ventajosa fue tan mal jugada.
Designar al delfín
Volviendo al presente, y teniendo en cuenta que Josep Maria Bartomeu cumplirá la totalidad de su mandato (acaba el 30 de junio de 2021), estamos a dos años del periodo electoral. Por lo tanto, ya toca hablar de ese escenario. Nos consta que en los albores del próximo curso, en septiembre, un grupo destacado de directivos del FC Barcelona con ganas de seguir pilotando la nave del club, quieren elevar esa inquietud a una junta directiva y debatir en ese seno soberano sobre quién debe ser el relevo de Bartomeu en la junta.
El mayor error que podría cometer esta junta directiva es crear dos bandos para llegar al mismo destino. Deberían tener la capacidad de construir un solo proyecto, liderado por una sola persona. Si se dividen, perderán. Y hacerlo de forma democrática. Que levanten la mano todos aquellos que tengan ganas e ilusión de optar a la presidencia y que sean sus compañeros, con sus votos, los que dicten sentencia.
Desde hace tiempo vengo sosteniendo que, a mi juicio, es Jordi Cardoner a quien veo mejor preparado para asumir ese mayúsculo reto dentro de la actual junta. Otra cosa muy diferente es que el vicepresidente primero quiera y que tenga todos los apoyos necesarios para que así sea. Me consta que hay otros directivos que también desean levantar esa mano.
Lo que de modo alguno aceptarán es que, a falta de consenso o por deseo personal de Bartomeu, este ‘fichara’ a última hora a otro directivo para convertirlo después en su apuesta continuista. Se armaría la de San Quintín y el club volvería a cometer el mismo error que cometió Laporta… y que le costó a los suyos las elecciones del 2010.
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