El Barça se trabajó un triunfo heroico

Un momento del intenso duelo entre el Madrid y el Barça

Un momento del intenso duelo entre el Madrid y el Barça

Lluís Mascaró

Lluís Mascaró

Los clásicos son partidos que tienen vida propia. Nada de lo que se ha hecho antes importa. Ni lo bueno ni lo malo. Son duelos que traspasan cualquier razón futbolística para adentrarse en el terreno emocional. La pasión se desborda y eso provoca que, dentro y fuera del campo, se trastoquen todos los parámetros de la lógica. En un Madrid-Barça no sirven ni las estadísticas históricas ni el rendimiento actual de los equipos. Los clásicos son tan imprevisibles como emocionantes. Y por eso son tan atractivos. La ida de las semifinales de Copa llegaba en un momento de minicrisis para el Barça después de dos derrotas consecutivas y una única victoria en los últimos cuatro encuentros. El Madrid, tras arrollar al Liverpool en la Champions, había dado por bueno su empate en el derbi ante el Atlético gracias al imperdonable tropezón de los blaugranas en Almería.

Todo parecía indicar, pues, que el conjunto de Ancelotti tenía las de ganar. Incluso Xavi les reconoció su favoritismo: “El Madrid es el favorito. Es el campeón de Liga y Champions...”. Pero un clásico es un clásico y en el Bernabéu volvió a quedar demostrado. Un Barça con tres bajas vitales (Pedri, Lewandowski y Dembélé) fue capaz de lograr un triunfo heroico. Contra todo pronóstico y jugando un partido que podría considerarse en la antítesis de su estilo, los blaugranas asaltaron el estadio blanco con una victoria tan reivindicativa como balsámica. 

DOMINIO TOTAL DEL MADRID

La primera parte fue muy intensa, con cierta sobreexcitación en algunos futbolistas como Vinicius o Gavi. El Madrid dominó pero apenas creó ocasiones de peligro. Y el Barça, que se empleó a fondo bloqueando a los blancos, supo aprovechar su oportunidad para ponerse por delante en el marcador con un gol de rebote de Kessie con la colaboración de Militao. El plan de Xavi estaba funcionando: trabajar como un equipo ‘pequeño’ para ganar como un grande. En la segunda mitad se repitió el guión. Un monólogo del Madrid y un conjunto blaugrana defendiéndose ordenadamente sin balón. Algo inaudito pero obligado por las ausencias de los futbolistas con más talento y más desequilibrantes.

El control de los blancos, sin embargo, fue infructuoso porque apenas inquietó a Ter Stegen. El Barça tuvo suficiente con aplicarse con eficacia en su tarea destructiva para llevarse un triunfo extraordinario. No por el fútbol desplegado, por supuesto, pero si por la trascendencia de la victoria. El Barça supo adaptarse a las circunstancias adversas y se llevó un merecidísimo premio.