¡El Barça hace el ridículo ante el colista!

Vermaelen, ante el Leganés

Vermaelen, ante el Leganés / VALENTÍ ENRICH

Lluís Mascaró

Este Barça es un desastre. Al menos el Barça que vimos este miércoles en Butarque. Derrota dolorosa, muy dolorosa, ante el colista. Y, lo que es peor, pésimo juego de los blaugranas. Sin recursos ofensivos, sin control en el centro del campo y con un agujero negro en defensa. ¡Menudo panorama para un equipo que aspira a ser campeón de todo! Valverde, culpable por sus decisiones antes y durante el partido, debe reflexionar. Mucho. Pero no solo falló el técnico. Fallaron todos. Y eso es lo más preocupante...

Valverde volvió a introducir cambios en el equipo titular. Si ante el Girona se quedaron en el banquillo Rakitic y Coutinho (aunque salieron en la segunda parte para intentar la remontada), en esta ocasión fueron Jordi Alba y Luis Suárez los afectados por las rotaciones. Oportunidad para Vermaelen como lateral derecho y para Munir como delantero centro. Ambos decepcionaron. Mucho. Pero la culpa del desaguisado no fue solo de ellos. Fue de la indolencia de un equipo que da la sensación de que quiere ganar los partidos sin despeinarse. Y eso es imposible. Ni siquiera ante el colista de Primera.

El Barça sigue desajustado. Lo reconoció Valverde en la rueda de prensa previa al encuentro. Y comete demasiados errores. Especialmente en defensa. En Butarque, los dos goles del Leganés, encajados en apenas un minuto, llegaron precedidos de sendos errores de Vermaelen y Piqué (¡clamoroso fallo!). Los blaugranas ya han encajado 7 goles en 6 partidos. Unos registros que evidencian la fragilidad de la zaga. Y de todo el sistema defensivo del equipo. La falta de concentración en algunos momentos del encuentro fue alarmante...

Ante el Girona sucedió lo mismo. Aunque en aquella ocasión pudo maquillarse el resultado salvando un punto. Y cargando las culpas (que las tuvo, por supuesto), en Gil Manzano por expulsar (injustamente) a Lenglet. Pero la realidad es tozuda: este Barça todavía está lejos (muy lejos) de ser el equipo que todos esperábamos que fuera. Si el objetivo es ganarlo todo (empezando por la Champions, pero sin olvidar la Liga), mal vamos. Muy mal. El ridículo en Butarque fue histórico...