El Barça-Nápoles y el pánico mundial

El Barça - Nápoles se puede celebrar con normalidad

El Barça - Nápoles se puede celebrar con normalidad / EFE

Lluís Mascaró

Lluís Mascaró

El pánico al coronavirus se ha instalado en todo el mundo. Y va camino de paralizar la vida. Y el deporte. El COVID-19 ha infectado a más de 110.000 personas en 108 países y ya ha provocado más de 4.000 muertes (3.600 en China). Las autoridades sanitarias se sienten incapaces de frenar su avance y los gobiernos se muestran impotentes en su intento de controlar los contagios, tomando medidas a veces lógicas y a veces incoherentes. Nos enfrentamos a una nueva enfermedad desconocida y ni siquiera los expertos atinan a calcular sus consecuencias. La desinformación ha hecho casi tanto daño como el coronavirus, provocando situaciones surrealistas e imágenes impensables. Y la sensación que se transmite mirando, leyendo y escuchando algunos medios es que lo peor está por llegar... 

Acabo de regresar de Atenas de unas minivacaciones con mi mujer y, además de admirar la belleza y la historia de Grecia, he podido comprobar cómo está golpeando el coronavirus al turismo... en un país donde los infectados son menos de un centenar y sin ninguna víctima mortal. Poder visitar la Acrópolis casi en solitario y hacerle fotos al Partenón sin aglomeraciones ha sido un enorme placer pero, al mismo tiempo, la terrible evidencia de que el miedo a lo desconocido es capaz de destrozar el planeta. 

Millones de personas confinadas en sus localidades, escuelas y museos cerrados, espectáculos cancelados... y partidos de fútbol suspendidos o disputados sin público, como probablemente sucederá con el Barça-Nápoles. El coronavirus parece dispuesto a cambiar el mundo tal y como lo conocemos. ¿Lo conseguirá?